El regreso al lugar de veraneo, el paréntesis que supone en nuestra vidas el parón vacacional visto desde el prisma de dos aspirantes a entrar en el complicado mundo de los adolescentes. La protagonista de esta historia se mueve entre la constatación de un modelo que se agrieta por momentos, el de unos padres sumidos en una profunda crisis, y la fascinación por los jóvenes lugañeros sumidos en una realidad un tanto marginal con problemas de alto tonelaje emocional y sentimental. Aquel Verano es una magnífica traslación de todos esos sentimientos que nos sorprenden mientras realizamos la ardua tarea que supone desvincularnos de nuestra infancia y entrar en la tierra pantanosa de la pre-adolescencia.
Aquel Verano traslada también algunas de esas preguntas que rondan por nuestra cabeza  durante esas fechas de merecido reposo ¿Somos más nosotros en verano cuando disponemos alegremente de nuestro tiempo o lo somos más el resto del año mientras nuestras cabezas se ciñen a la rutinaria actividad del día a día?. ¿Es el verano el momento de tránsito humano en el que mudamos nuestra piel?
Firmado a medias por Mariko y Jilian Tamaki y genialmente construido a través de unos diálogos que transmiten realidad (para nada forzados) combinados con las espectaculares ilustraciones de Jilian Tamaki. El tándem de las Tamaki (son primas) funciona de maravilla como ya pudimos descubrir en la excepcional Skim  (La Cúpula). Aquí no hace más que ratificarse su talento y sobretodo su facilidad para plasmar el intrincado y complejo magma de preocupaciones terrenales que nos sacuden durante la pubertad. Mariko Tamaki demuestra que conoce perfectamente el complejo universo de la pre-adolescencia en el que contextualiza la mayoría de sus historias (fue profesora en un instituto de Toronto).  Huye de los lugares comunes y del cliché para elaborar una obra que se lee de una tirada y que consigue trasladar al lector al lugar común que al final son todos esos veranos de juventud. A medio camino entre la perfecta evocación nostálgica de las historias del Paul de Michel Rabagliati y el celebrado episodio emocional del Blankets de Craig Thompson. Una verdadera maravilla editada originalmente en 2014 y ahora recuperada.