Los tebeos para niños, al igual que las películas para niños, los libros para niños o cualquier otra cosa para niños, no son un género fácil. Existe una barrera muy fina entre dirigirse a un niño y tratarle de tonto. Es una linea que no conviene cruzar nunca. Luego está el pasarse de listo, que el niño no entienda nada a fuerza de intentar no infantilizar la historia. Ese es el mérito gigantesco de las películas de Píxar, y el crimen de la mayoría de los demás. Luego están las obras con múltiples lecturas que son una misma. Es decir, que no parecen dirigirse a ninguna edad pero que se entiende en todas, aunque sea con intensidades distintas, como las tiras de Carlitos y Snoopy o incluso Asterix, Lucky Luke o Spirou y Fantasio.
Es una suerte que en los últimos años hayan aparecido en las estanterías de nuestras tiendas favoritas cosas como “Cuéntame un montón de historias” de Trondheim y Parrondo, pero todavía faltaba alguien que apostase decididamente por el tebeo infantil (más que por el libro ilustrado, que los hay y preciosos como los editados por Media Vaca o Libros del Zorro Rojo). Y en esas estan la buena gente de Bang ediciones, que acaban de lanzar los dos primeros títulos de su Colección Mamut: “Puck el gnomo” de Dani Cruz y Stygrypt, y “Astro-ratón y Bombillita”, de Fermín Solís.
Astro-ratón y su pequeño amigo tienen el honor de abrir la colección con sus disparatadas aventuras llenas de sopresas como la del pulpo malísimo que acaba en la cazuela, la caca que cobra vida, los combates de lucha libre interplanetaria que acaban en batallas de cosquillas o la llegada a un planeta hecho de chicle de fresa y menta. Las aventuras se desarrollan en un plis plas, de ahí la sorpresa constante, pero también cierta dispersión que ayuda al que sin duda es uno de los puntos fuertes de cualquier obra de estas características: la posibilidad de leerla a trozos, cada noche una pequeña historia, mientras el niño o la niña se detiene señalando las figuras de papiroflexia que crea Astro-ratón o alguno de los famosos asistentes al combate (¡Bob Esponja!).
Mamut, mi primer cómic
Fermín Solís