Si son aficionados a atravesar de tanto en tanto los pirineos o si entienden (e incluso hablan) ustedes la lengua de Molière quizás conozcan a los autores de este tebeo gracias a revistas tales como “L´Echo des Savanes” en el caso del Sr. Mezzo o “Metal Hurlant”, en el caso del guionista Pirus. Si sois más del terruño, este tandem esquizofrénico os sonará gracias a “Viñetas” y más adelante a “El Víbora”.
Señoras y señores: Estamos ante una de las mejores conexiones entre el comic y el cine negro. Salvajismo a raudales, violencia gratuita y historias de amor completamente bizarras; todo ello aderezado con un dibujo muy marcado -exagerado diría yo- y en riguroso blanco y negro.
Las seis primeras historias nos presentan un descenso a los más bajos y recónditos instintos del hombre, que se rebelan para subir a la superficie. Personas que escapan de la normalidad, como única manera de definir su identidad, de autoafirmarse; explosiones de furia de honrados trabajadores (lo que aquí se vendría a llamar “el catalá emprenyat” por las obras del A.V.E.), chavales enamorados de personas imposibles, peleas de perros ilegales, carreras de coches más ilegales todavía, orondas profesoras de instituto con gustos culinarios algo particulares, deudas impagadas a la mafia, y relaciones entre chavales y las “amiguitas” de sus padres”.
Las dos siguientes historias son más “tarantinianas”: trabajos sucios encargados a matones anclados en el pasado, atracos a bancos que no acaban bien ni mal, sino todo lo contrario, historias de amor-odio entre compañeros de trabajo…Cuando estéis paladeando la historia “Mickey Mickey”, os parecerá estar leyendo el guión con final alternativo de “Reservoir Dogs”, solo con la diferencia de que este es aún más fiel al estilo del director si cabe.
Después de leer este trabajo, solo puedo definirlo de una manera: perturbador. En algunas ocasiones sientes simpatía, e incluso te llegarías a identificar con algunos de sus personajes: Gente que cree que tener aire acondicionado en el coche es de “maricas”, inadaptados fascinados con los grillos, mocosos que en vez de brillantina utilizan agua con azúcar, chavales que no dudan en besar vísceras de perro como sustito de un amor inalcanzable…en fin, para que nos entendamos, lo mejor de cada casa. Eso, amigos míos, es como mínimo perturbador.
Espero con ansias la edición en un solo tomo de las historias publicadas en “El Víbora” de este tandem, publicado en Francia hace un par de años con el título “Le Roi des mouches”.
Mezzo & Pirus en La Cúpula