La familia de Camille Vannier (París, 1984) recupera una caja de galletas metálica llena de cartas de amor de sus abuelos, a partir de ese descubrimiento a Camille le pica la curiosidad por saber más sobre la historia de su familia, así que insiste a su madre, hasta que esta decide contarle todo lo que sabe. La historia es tan sorprendente que Camille no puede evitar plasmarla en papel, y de ahí surge este precioso tebeo basado en hechos reales, las peripecias del abuelo Poulou y el resto de su familia.
Vannier se remonta a los tatarabuelos, para contextualizar la historia familiar, y porque es inevitable al tener una parte de la familia de origen judío, algo que, por desgracia, siempre tiene un peso trágico teniendo en cuenta la lamentable historia de Europa en el siglo XX. De todas formas sus tatarabuelos ya presentan algunas rasgos harto peculiares que permiten comprender mejor la idiosincrasia de sus abuelos Poulou y Claude. Ella iba para actriz, pero tuvo que renunciar a su sueño para seguir con Poulou, un joven emprendedor que tuvo el golpe de suerte necesario para hacer mucho dinero, y con ello convertirse en parte de la jet-set francesa de la época, con residencia en los Alpes y en un Saint-Tropez que iniciaba su transformación para ser el rincón de fortunas sobreexplotado en el que se iba a convertir. Con el tiempo Claude encontró su refugio personal, mientras Poulou perseguía nuevos proyectos con éxito irregular.
 

Estas son algunas de las peripecias de los Vannier, una historia de auge y caída de una familia burguesa francesa, relatada con mucho humor, propiciado por la forma que tiene Poulou de afrontar la vida hasta el último momento. Una personalidad tan fuerte que determina el devenir de toda la família, sobre todo el de su mujer (la de la abuela Claude) y sus dos hijas. Con unos hechos que con el tiempo pasan a crear un relato más cercano a la comedia que a la tragedia, aunque de todo hay, como en cualquier familia que se tercie.
La habilidad de Camille Vannier se basa en construir, a través de estas memorias, un relato que atrapa a un lector seducido por conocer más detalles de su peculiar familia. Este es el tercer cómic de esta francesa afincada en Barcelona, tras El Horno no funciona (Sins Entido 2011) y Tuerca y Tornillo (Apa Apa 2015). Con un estilo de dibujo personal que recuerda los trazos de lápiz y un planteamiento de página sin viñetas y donde el peso lo lleva el texto formando parte del dibujo, que cambia de color y de tamaño como parte de la página, dependiendo de quién lleve la voz, o la intensidad de lo que se quiere expresar. Un planteamiento que lo acerca al libro ilustrado pero sobretodo al relato oral, y proporciona una lectura alejada de la estructura de viñetas más tradicional pero que fluye con gran naturalidad, ayudando además a dar el tono de comedia que busca Camille en esta obra. Un tebeo basado en la vida de su familia que es toda una delicia.