Sattouf ha conseguido trasladarnos con cada uno de sus trabajos a una realidad precisa: ya fuera la de los quinceañeros en plena explosión hormonal de La vida secreta de los jóvenes, o a la de los loosers empleados en una tienda de videojuegos (Les Pauvres aventures de Jérémie) sin chirridos, sin artificios, sin grandes despliegues narrativos pero con una pasmosa capacidad para trasladar al lector al lugar, a las circunstancias y al momento que viven sus protagonistas. Realismo puro con el acento siempre puesto en la vis más cómica de cada una de esas particularidades y alejado de cualquier prejuicio. Un autor genial que parece estar en constante estado de gracia.
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