No se trata, como digo, de estar mejor o peor preparado para enfrentarse al Tsuge más personal, no es cuestión tampoco de gustos o preferencias. Es un aviso. Pues adentrarse en Nejishiki es introducirse en un túnel oscuro, estrecho y húmedo que desemboca directamente en la mente de su autor, un lugar inhóspito, cuando no directamente desagradable. Allá cada uno si decide entrar.
Leer toda la reseña