Cuando un autor es galardonado con el premio nacional su siguiente obra es esperada con expectación: Magius logró ese galardón allá por 2021 y se ha tomado su tiempo para entregar una nueva novela gráfica. El aura dorada que impregnaba aquel cómic en sus páginas y portada, Primavera para Madrid (Autsaider, 2020), se ha convertido ahora en chapapote negro para envolver la muy macabra historia del black metal noruego y los luctuosos acontecimientos que, gracias al libro Señores del caos, escrito por Michael Moynihan y Didrik Søderlind en 1998 (y editado en España por Es Pop ediciones), ha terminado convirtiéndose en cultura popular. También en una de las grandes referencias para el subgénero documental del true crime.

Diego Corbalán, aka Magius (Murcia, 1981) parece en principio haberse distanciado lo más posible de su obra anterior, una corrosiva sátira de la política española. En este nuevo trabajo recupera un tema ya tratado en sus primeros fanzines de inicios de siglo, transportándonos a la Noruega de los años 90 y a la escena de metal extremo en la que se desenvolvieron allí diferentes crímenes. Sucesos que terminaron con los huesos de alguno en la cárcel y con los nombres de todas aquellas bandas de black metal (Mayhem, Burzum, Emperor…) convertidos en carne de culto, fuera su calidad la que fuese: pocas veces en la historia del rock, por no decir ninguna, la música se había asociado antes -o después- a lo criminal, lo macabro y lo moralmente censurable con tan extremas consecuencias.

El tono de esta novela gráfica se adecúa al devenir de los hechos narrados, una sucesión en espiral de odios, atentados al patrimonio, suicidios y asesinatos, pero la locomotora narrativa es siempre el humor. Magius, casi a la manera de los mejores autores de manga, disocia el estilo gráfico de los personajes del de los entornos que habitan. Los individuos son esquemáticos, máscaras que gracias a la icónica pintura (una especie de Kiss mucho más siniestros y gore) se deshumanizan. Sin embargo los lugares que habitan, transitan o destruyen, se retratan con un realismo oscuro y amenazador. Dado que estos lugares parecen suspendidos en un tiempo indeterminado pero arcaizante, uno está tentado de hablar de género gótico noruego. O algo así. Algo, puestos a rizar el rizo, como género gótico noruego murciano “magiar”.

Porque el universo de Magius se ha revelado obra a obra claramente identificable, pero asombrosamente maleable. Da lo mismo que sus cómics se centren en tradiciones propias (Murcia, Entrecomics, 2015), el cine setentero de gánsteres y a la Scorsese (El método Gémini, Outsider, 2018) o la sátira política berlanguiana (Primavera para Madrid). Pervive siempre una mirada entre crítica, socarrona e incluso melancólica hacia la condición del ser humano en colectividad. En este sentido, pienso que Black metal es una muestra más de la poderosísima personalidad de Magius, porque vuelve a tratar precisamente eso, una aparente imposibilidad de desarrollarnos en paz y armonía como colectivo, aunque sea en un microcosmos alrededor de una música que hermana a un pequeño grupo de personas que debería ser un refugio antes que, bueno, que una carnicería.

El elemento guasón lo encontramos aquí en una curiosísima pirueta narrativa: los protagonistas de los hechos narrados, y narrados con gran exactitud y obvia documentación por parte de Magius, son convertidos en niñatos malcriados que viven en ambientes más bien pijos, a cuidado de mamás y papás de buena familia pero escasas capacidades educadoras. El efecto cómico se agranda con algunas expresiones locales del autor, aquí totalmente desubicadas, en los diálogos, pero que se introducen con un salero descomunal. Y en el efecto máscara de las expresiones faciales (o su ausencia).

A todo lo dicho, añadimos una estructura general asombrosamente cuidada que va derivando lentamente hacia un barroquismo gráfico y de estructura de página cada vez más irrespirable, a medida que la acción se va desarrollando hacia el caos (por citar de nuevo la referencia del ensayo, del que muy seguramente ha bebido el autor). Y concluimos que nos encontramos ante una obra que intersecciona genialidad natural, conocimiento y dominio del medio, personalidad, reflexión y humor. Que nos encontramos también ante lo que va a ser, seguramente, uno de los tebeos más importantes que se publicarán a lo largo de este 2025.