El cómic autobiográfico es uno de los géneros con lo que más y mejor se suele llegar al gran público: desde “Persépolis” (Marjane Satrapi) a “Maus” (Art Spiegelman) pasando por “Fun Home“(Alison Bechdel) o “Una vida errante” (Yoshihiro Tatsumi). La novela gráfica cuenta entre sus tótems o libros más venerados a un buen puñado de relatos autobiográficos o simplemente biográficos (“Maus”). El “Árabe del Futuro” apunta con convertirse en otro cómic fundamental del género.
Esta primera entrega -de lo que será una trilogía- se centra en los años de infancia de su autor; concretamente arranca cuando el padre de Sattouf, Abdel-Razak Sattouf, becado en la universidad de la “Sorbonne” obtiene el doctorado en historia contemporánea momento en el que justamente 1425321096_325370_1425321546_noticia_grandenace su hijo Riad. Joven entusiasmado por las ideas panabiristas de Nasser, Abdel-Razak rechaza una posición en la universidad de Oxford para ejercer de catedrático en la universidad de Tripoli y embarca a toda la familia en un viaje a la Libia de los primeros años de gobierno del coronel Gadafi. Totalmente ilusionado por las ideas socialistas que profusa el flamante nuevo lider libio, Abdel-Razak empieza a tomar conciencia de que lo que sonaba desde la lejanía de París como un proyecto ilusionante (Libia parecía el primer país que caminaba realmente hacia esa revolución social) se traduce en la realidad en un cúmulo de despropósitos y de medidas absurdas que pasan desde la eliminación de cerraduras en todas las viviendas, para subrayar la inexistencia de propiedad privada, hasta el abastecimiento diario de plátanos a la población por ser esta la fruta favorita del líder.
De regreso a Francia, la perspectiva infantil (el autor tiene 5 años) sirve a Sattouf para describir con el mismo exotismo que Libia su estancia en la Betraña natal de su madre. Y de ahí un nuevo cambio y un nuevo destino siempre persiguiendo la quimera del nuevo socialismo árabe; esta vez rumbo a la Siria natal de su padre donde la batería de anécdotas – desde el momento en que su abuela materna le cura chupando el ojo un picor agudo, hasta el apaleamiento por parte de unos niños de un perro o la constatación de que el sirio de a pie defeca en donde puede sin tapujo ni vergüeza alguna- sirve a Sattouf para esgrimir una perfecta fotografía del tortuoso y desilusionante camino que deberá emprender el “Árabe del futuro” (que no es otro que el padre del propio Sattouf) en su periplo hacia ese deseo por contribuir y participar en la creación de una unidad política árabe capaz por fin de situarse al margen de la influencia y del dominio de los países del primer mundo.
Recuperado del revés que supuso el fracaso estrepitoso de su segunda incursión en el cine como realizador (“Jacky au royaume des filles”), después de su exitosa opera prima (“Les beaux gosses“), Riad Sattouf ha conseguido con este primer volumen de “El árabe del futuro, una juventud en Oriente Medio (1978-1984)” premios -como el “Fauve d’Or” en la de edición de 2015 de Angoulême-, ser traducido a más de 14 idiomas y vender más de 200.000 copias en Francia. Hechos y números que confirman por un lado su enorme talento como autor de tebeos capaz de alcanzar a un gran número de lectores y por otro lado que seguramente estamos asistiendo al inicio de una trilogía que promete convertirse en otro cómic indispensable.