Albert Monteys es todo un personaje. Autor de cómics y padre de familia. Capaz de sacarle los colores a los fans en los salones de cómic de cualquier rincón…. Un tipo con problemas de confianza en su propia obra:  extramadamente crítico a la hora de encontrar el humor en sus propios chistes. No sabe conducir, no le gusta el fútbol, ni la playa. Es algo introvertido pero es capaz de colarse en la fiesta de los vecinos. Le gustan las series de televisión y los juegos de mesa. Detalles biográficos que aparecen reflajados en el Show de Albert Monteys, una serie creada originalmente para la extinta Orgullo y Satisfacción entre 2014 y 2017, donde Albert Monteys (Barcelona. 1971) utilizaba como protagonista a su alter ego de ficción para crear un humor entre lo absurdo y el costumbrismo para contarnos las peripecias y dilemas de un dibujante en plena crisis de madurez.

Estamos ante uno de los referentes del cómic humorístico de este país, con una trayectoria avalada por series tan populares como Tato o Para ti que eres joven junto a Manel Fontdevila en El Jueves, o series infantiles como Carlitos Fax, recientemente recuperada por Astiberri. Al margen de miles de páginas entre el Jueves, la revista digital Orgullo y Satisfación y otros muchos medios. Cuando en lamentablemente difunta Orgullo y Satisfación optaron por recuperar las series de personajes fijos, Albert decidió hacerse a si mismo protagonista de su propio show. Una fórmula que le ayudaba a alejarse del humor de actualidad y acercarse más al humor, digamos, doméstico. Situarse en el centro de la narración era un recurso que ya había utilizado anteriormente (con éxito) en El Jueves y en su blog, una forma de crear empatía con el lector mientras se rie de él mismo. Si uno es capaz de eso entonces puede reírse de cualquier cosa. Y eso es básicamente lo que encontramos en el Show de Albert Monteys, autoparodia con fuertes dósis de detalles biográficos (aunque asegura que las historias tienen un 70% de material basado en la realidad, y ahí está parte de la gracia, ¿cuánto es verdad y cuánto exageración). Ese grado de humanización y empatía que establece aquí le permiten al mismo tiempo trazar un buen reflejo de la sociedad y el contexto actual. Lo que le pasa a Albert nos pasa a muchos, y lo que resulta realmente importante es que no estás riéndote de Monteys, te estás riendo con él de unas situaciones absurdas que nos son comunes a casi todos. Y además te rías a carcajadas, y eso es algo que hoy en día hay que cuidar como oro en paño.
Monteys se ha ido soltando y experimentando narrativamente notablemente desde que dejo El Jueves, y El Show es un buen ejemplo de ello, en paralelo a otros proyectos tan recomendables como ¡Universo! (recientemente publicado en Astiberri) o Solid State (junto a Jonathan Coulton y Matt Fraction, pronto traducido por Gigamesh) , donde deja a un lado el costumbrismo para hacer ciencia ficción. En estos trabajos se ve un dominio en el dibujo, en plantear la página de una forma innovadora, adaptándose a las necesidades de la publicación digital, y todo para que los recursos del humor funcionen como un reloj de cuco. Y si en sus proyectos de pura ficción juega con el color, en el Show de Albert Monteys opta por usar solo tonos azules, en una paleta siempre de un solo tono, pero que puede variar entre historietas.

Es una lástima que Orgullo y Satisfacción no fuese finalmente viable y hayamos perdido esa revista de humor gráfico, donde se estaba viendo los mejores trabajos de lo más destacado del oficio. Una gran pérdida que podemos compensar en parte con estos recopilatorios de ¡Caramba!, que nos permiten la relectura y el goce del papel. Crucemos los dedos para que en los próximos trabajos de Albert Monteys podamos seguir disfrutando de su ingenio para el humor costumbrista, sería una lástima perder esta fuente de carcajadas.