Todo lo bueno se acaba, y ni siquiera fanzines como el FANZINE ENFERMO se libran del tópico: el octavo enfermo será el último. La aparición del primer ARGH! Nos hizo torcer el morro. Si sus responsables editan una nueva revista con buena parte de los autores habituales del fanzine, mejor acabado y hasta dos tintas, ¿significaba eso que el FANZINE ENFERMO tenia los días contados? La respuesta era fácil, pero lo que no esperábamos es que en el último número echasen los restos con el mejor ENFERMO con diferencia.
A Daniel García nunca le vimos tan comedido como en este número. Y aunque no era en principio uno de mis favoritos del fanzine, Nos ha sorprendido con una historieta sobre la adolescencia, el verano y el descubrimiento del amor que se sale del tópico con una mirada extrañada y un ritmo que me ha impresionado de verdad. Otro que cada día está mejor es Martín Romero. Dibuja cada vez mejor, y sus gags ilustrados cada vez necesitan menos del exabrupto y lo soez para maravillarnos y hacernos sonreír. Igual esto queda un poco cursi, pero hace unos meses me recordaba un poco a Martín Cendera pero ahora mismo podría pasar perfectamente por uno de esos dibujantes antiguos del New Yorker que sólo conoce Seth. Eso cuando no hace historietas como su reciente “La ratonera”, porque ahí no hay comparación que valga. Con Pau Masiques pasa algo parecido. Hace un tiempo me gustaba porque me recordaba un poco a un Olaf empapado de símbolos e historias populares, y ahora resulta cada vez se explica mejor sin necesidad de efectismos, y que apetece mirarlo.
A Alberto Vazquez ya le conocemos bastante. Pero en cada numero del enfermo nos enseña nuevos matices para decir mas o menos lo mismo: historias de animales malsanos que intentan redimirse de sus enfermedades y adicciones en un mundo aparentemente preciosista pero bastante cabrón. En este caso, lo hace suceder en una especie de paisaje japonés, casi zen, con un final (no lo explicaré, claro) que mira con perplejidad hacia el futuro.
Otro favorito de la casa, Luis Demano, explica perfectamente y sin una sola palabra la soledad y el absurdo del héroe. Luis Demano tiene un estilo muy personal. Un tema parecido pero desde una perspectiva totalmente diferente, es el de Sascha Hommer. La verdad es que el dibujo tan redondo y naif me tiró un poco para atrás, pero nada que ver. Su historieta está muy bien contada y cuando la acabas vuelves a empezar.
Todos los números del FANZINE ENFERMO guardan alguna sorpresa. En éste, la sorpresa ha sido Clara Tanit. Cuenta la extraña amistad entre una lavadora y una especie de ¿conejo-pato? Es mucho más tierna de lo que acostumbrábamos a leer en el enfermo, pero nada babosa. Al contrario, es cotidiana de una manera un poco rara. Muy a seguir. Por su parte, Brais (por el no índice parece que tenga que ser Miguel Porto, pero yo creo que es él, aunque igual me equivoco) recorre el camino entre Paco Alcázar y Blanquet con una historia familiar totalmente surrealista y llena de misterio. Félix Díaz vuelve a sacar vuelve a servirse de mil y un bichos de pesadilla, y la historieta de Miguel Porto sinceramente no la entiendo. Con precedente así, miedo me da pensar en lo pueda ser el nuevo ARGH! Se han salido de verdad.