Furiosa es un tebeo bastante interesante de comentar por la pirueta referencial que encierra su desarrollo. Su premisa de partida no tiene mucha complicación y los autores ponen en antecedentes a los lectores rápidamente al inicio: estamos ante una continuación de los mitos artúricos. La hija del rey Arturo, harta de una vida acomodada pero doblegada a los designios de su decadente padre, pilla el petate y se pira. Con la espada de éste.

Puesto así, no tiene nada nuevo que no hayan contado miles de historias añade aventuras y empoderamiento femenino. Pero Geoffroy Monde  (1986, Lyon, Francia) y Mathieu Burniat (1984, Bruselas, Bélgica) tienen la genialidad de, al darle la vuelta a la épica artúrica, llevársela a la crepuscularidad del Elric de Melniboné de Michael Moorcock. Uno se preguntaría porque, al plantear este tebeo así no empezaron directamente por este último. Pero buena parte de la gracia de esta historia que contiene, además, altas dosis de humor, está en ese juego del uno en el otro, para de paso, hacer una suerte de reflexión sobre el poder.

También la cuestión del enpoderamiento femenino lo hace mejor que el resto y también con una transición notable. Furiosa se recrea en el retrato del pobre panorama y futuro que tiene una mujer en un mundo patriarcal y machista hasta las cejas para ir acercándose al caos y al salvajismo propios de la Nimona de Noelle Stevenson (que también hacía gala de un gran humor y de intensidad dramática), a la que los autores se acercan de cara al climax del tebeo.

Todo el apartado visual está conchabado con los propósitos de la obra. Su estilo de dibujo recuerda a los franceses de La Mazmorra pero también a Hora de Aventuras (algunos diseños son primo-hermanos). Pero además de un estilo llamativo, Burniat es un gran narrador que sabe aprovechar los golpes de guion en cualquier sentido para crear escenas impactantes, divertidísimas o hiperdramáticas.

Aunque Furiosa no aporte grandes novedades temáticas, sí que es un cómic muy divertido, intenso y con giros de guion inteligentes con no pocas sorpresas.