Probablemente sea este el trabajo más conciso y demoledor de Paco Roca: aquí están todos los lugares comunes de su obra sintetizados de forma magistral conducidos bajo el puño firme de la experiencia en primera persona.
La muerte del padre induce a los miembros de una familia a reunirse bajo el techo de la casa que compartieron durante los veranos de infancia. Memoria viva y herencia material del padre ausente la casa se convierte en la metáfora perfecta de la entidad familiar. Cada uno de los hijos percibe su experiencia y su relación con la casa de forma singular y cada uno de ellos actúa de forma distinta; ya sea para arreglar los desperfectos que han ocasionado la dejadez y el abandono o ya sea para limpiar las hojas secas, podar las ramas o plantar nuevos frutos.
Todo este juego metafórico que explicado así podría parecer un recurso fácil (sobre todo para la evocación del tema familiar) discurre con una fabulosa naturalidad y sencillez. El trabajo con el color, las luces y los juegos de sombra junto con las viñetas puramente descriptivas del entorno tienen la misma relevancia y peso que los diálogos entre los personajes a la hora de imbuir al lector.
Paco Roca ha conseguido, mediante la narración de cómo aceptan los miembros de una determinada familia la pérdida del patriarca, realizar un trabajo de impacto emocional y proporciones universales; el más difícil todavía que puede plantearse cualquier autor precedido por una notable trayectoria como la suya saldado de forma magistral.
Y es que probablemente la mejor manera de abordar temas de ámbito metafísico (el paso del tiempo, la muerte o las relaciones fraternales) es mediante la más común y vulgar de las experiencias, pero quizás la dificultad resida justamente en hacer que éstas resulten verosímiles.
La Casa
Paco Roca
Astiberri 2015
Por Fernando Sagaz
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