Amarillo, en medio del desierto tejano, es una ciudad llena de crimenes extraños que van cayendo en las manos de Gordo y Cheto, dos polis que están en su momento más bajo, por los que nadie da un duro y a los que el comisario odia profundamente. A ellos les asignan un nuevo caso paranormal, un bizarro asesinato relacionado con algún tipo de ritual satánico y caracoles, lo que va a dar inicio a un caso de mil demonios.

Ganadora del premio Finestres de novela gráfica en catalán llega ahora traducida al castellano de la mano de Dolmen esta novela gráfica con el guion de David Pamies (Elche, 1982) y el dibujo de David Sánchez (Madrid, 1977). Pamies teje una historia de pareja de detectives caídos a menos en un entorno paranormal, donde la mitología cristiana se mezcla con el mundo de las hadas, y donde un ser tan peculiar como un caracol tiene un papel central. Es siempre un riesgo meterse a hacer una historia de género, por la posible sobreexplotación, cualquier cosa sobre parejas de detectives y sobre demonios de inspiración cristiana y posesiones va a resonar en el bagaje del lector, pero Pamies consigue jugar con esos ingredientes y combinarlos con habilidad para cocinar un plato que tiene un nuevo sabor. Todo ello acompañado con el dibujo de Sánchez, su habitual línea clara minimalista y perturbadora se adapta como un guante al relato, le da el ambiente adecuado, siempre más centrado en los personajes que en los fondos. Aunque la distribución de las viñetas y la cantidad de texto es diferente que en sus trabajos en solitario, adaptarse al ritmo del guión de Pamies hace que Sánchez experimente de otra forma con el control del tempo con la disposición de las viñetas. Otra cosa que cambia con sus trabajos solitarios es el humor que pasa de ser más surrealista a un humor más sarcástico pero sin perder ese aspecto tan perturbador que siempre consigue Sánchez.

El rey de los caracoles teje una de esas historias bizarras, que juega con elementos de género de una forma que retuerce la familiaridad del lector con sorna y extrañeza, de las que dejan atrapado al lector.