Stephen Hawking es sin duda el último gran físico del siglo XX a nivel popular. Una figura icónica, un ejemplo de superación personal y todo un personaje. La última figura pop de la física del siglo pasado, con aparición en Los Simpsons incluida. No es extraño entonces que Jim Ottaviani (California, 1963) y Leland Myrick (Missouri, 1961) lo eligieran para su siguiente biografía de científicos tras la que ya le habían dedicado a Richard Feynmann. Ottaviani es todo un experto de la divulgación en formato cómic y ya ha tocado otros temas junto a otros dibujantes, como la vida de primatólogas en Primates y la de Astronautas junto a Mary Wicks.

Con ese bagaje a sus espaladas, el autor sabe centrar el interés en la biografía de Hawking en los aspectos científicos, que al fin y al cabo son los que realmente definen al personaje. Eso sin dejar de lado los aspectos más personales, como el carácter de Hawking, su familia, su notoriedad pública y como no, su enfermedad. Pero más como anécdotas o acotaciones alrededor de su ciencia que como centro de la historia que nos cuenta; al contrario de lo que se ha podido ver en alguna versión cinematográfica de su vida. Y es que la ciencia que desarrolló Hawking no es sencilla, temas como los agujeros negros, las singularidades gravitatorias con propiedades cuánticas que provocan radiaciones, o hablar de la conservación de la información en ellos, la física en un horizonte de eventos… Son temas arduos, complejos, pero que aquí se plantean de forma muy divulgativa, y es que el lenguaje del cómic ayuda a ello. El dibujo funcional de Myrick es capaz de sintetizar y buscar el soporte visual necesario para hacer más comprensibles esos conceptos. Un dibujo sencillo, pero que siempre busca el encuadre adecuado, y que retrata perfectamente a los distintos personajes que han ido rodeando la vida de Hawking.

Hawking es otro magnífico ejemplo de como la divulgación hecha con viñetas gana enteros, como dice Ottaviani: la unión de texto e imagen ayuda a guiar al lector sin fisuras. Y lo hacen con un tomo de casi 300 páginas que disfrutará cualquier lector que esté mínimamente interesado en la figura de Hawking, y sobre todo, en su ciencia.