Los fans de Jason (Molde, Noruega, 1965) somos afortunados en que mantenga cierta regularidad y podamos contar con otro de sus libros lleno de relatos de ficción pop a la que los tiene acostumbrados. Los que descubran a Jason con este libro son afortunados, porque podrán disfrutar de este y de los veinte anteriores que han ido apareciendo en Astiberri desde el 2002. Más de veinte años, que se dice pronto, en los que Jason ha ido depurando un estilo propio, único y reconocible. Jason coge todo tipo de elementos culturales y hace sus historias mezclándolos, desmontando esa caduca pared entre alta y baja cultura. Es como un niño jugando con diferentes juguetes, tanto da coger un playmobil y juntarlo con una barbie y un coche de cartón y las construcciones de madera, en la mente del niño todo encaja y sirve para construir su universo de juego. Jason hace lo mismo con esos personajes, con la ficción y la realidad, con la moda de los tiempos cercanos y lejanos, lo junta todo creando un universo propio que desmonta la mirada del adulto.
Más de 20 años de carrera y su estilo ha evolucionado de forma continua, pausadamente, quizás más difícil de percibir cambios entre el anterior Amanecer roto (Astiberri, 2024) y este La muerte en Trieste. Aquí sigue con sus clásicas cuatro viñetas por página, en esta ocasión en puro blanco y negro, manteniendo la línea clara de trazo preciso, de fondos minimalistas, en los que aparece el esbozo arquitéctonico preciso para situar la acción, a veces con referencias icónicas de las ciudades que representa. Pero hay diferencias, aquí tenemos tres historias más extensas, quizás más clásicas en su estructura como homenaje a sus referencias más pulp, y destacan las viñetas de acción, enmarcada en esa estructura fija que le gusta usar, la convierte en algo tan dinámico mostrando de nuevo su dominio absoluto e innovador de la elipsis y pocas cosas hacen que un tebeo sea más tebeo que su buen uso.
Entrando en las historias que contiene este volumen, tenemos en primer lugar El caso Magritte. Un homenaje al pintor belga del que incluso hace un perfil biográfico a su estilo, en una historia mezclada con una pareja de investigadores que recuerdan a los Vengadores (los de la serie de TV, no los de Marvel), intentando resolver el extraño caso en el que implica unos cuadros que hipnotizan a la gente y les hacen recitar versos surrealistas. La segunda es la que más larga y que da título al álbum, una historia situada en el Berlín de los años 20, con Marlene Dietrich, David Bowie y mucho dadaísmo, de nuevo en forma de poesía, pero también en la estructura de está historia de sectas, adivinación y la calavera de Rasputín. Tras jugar con surrealismo y dadaísmo cierra el tomo con Dulces sueños, una historia sobre el fin del mundo, un asteroide se acerca a la tierra, se suceden los sucesos extraños que investigan diversos artistas conocidos por pertenecer a la New Wave inglesa de los años 80, como Ultravox, Eurythmics, Elvis Costello… todos como agentes especiales contra una secta, y con nuevo cameo de David Bowie y del Mosqueteros, todo en una estructura de historia que recuerda a otra New Wave, la literatura fantástica y de ciencia ficción de los 70, con el Cornelius de Moorcock resonando tanto como las historietas del Moebius de Metal Hurlant.
Como de costumbre, multitud de referencias tratadas con su habitual humor seco, referencias que sin duda tienen algo de nostalgia, y que seguramente se aprecian mejor si se comparte con el autor, otra de sus constantes, y es que en cierto aspecto Jason es muy generacional, y es muy del siglo XX. Habría que ver cómo funcionarían sus historias con unos referentes más cercanos en el tiempo, pero probablemente ni él los tenga ni su lector los busque. Abusar de la nostalgia es quizás uno de los signos de los tiempos que corren, posiblemente una tendencia que perjudica más que ayuda, pero Jason lleva haciéndolo desde sus inicios, desde un ángulo propio que lo mantiene alejado de otras tendencias y que crea su propio universo. Y que siga así muchos años, convertido ya en un clásico de los tebeos, él también.