Cuando en 2020 Pep Brocal ((Terrassa, 1967) ganó la primera edición del Premio Ara de cómic de no ficción en catalán, el periodista Xavi Serra le preguntó por qué había elegido a Caridad del Río como protagonista. El autor lo tenía claro: “por ser mujer –todavía hay muchas historias de mujeres por explicar– y por la complejidad del personaje”. Y no podría hacerse una mejor síntesis. Aquel relato breve, de apenas catorce páginas, condensaba con una precisión admirable el periplo vital de una mujer que, aunque había nacido en el seno de una familia burguesa, transitó por ambientes marginales, coqueteó con el anarquismo y acabó abrazando el comunismo como ideal de vida. Tanto, que arrastró también a sus hijos. Con el tiempo, sin embargo, se dio cuenta de que había hipotecado no solo su propia existencia, sino también la de quienes la rodeaban. Una trayectoria tan contradictoria como fascinante. Entre medio, la Guerra Civil, la resistencia francesa, la muerte de Trotski, Beria y la cúpula estalinista… y hasta Pau Casals.
Lo que parecía una obra cerrada y redonda reaparece ahora revisada y ampliada en forma de documental gráfico. Y lo hace con una fuerza inesperada: una composición de página vibrante, llena de dinamismo, complicidades visuales, saltos narrativos y referencias cruzadas que atrapan al lector sin respiro. En este despliegue visual, la paleta cromática ocre tiene un papel fundamental. Los tonos derivados del óxido de hierro —entre el amarillo y el marrón— evocan fortaleza, vitalidad y energía, pero también arrastran un profundo bagaje simbólico: vida y muerte, persistencia y renuncia. Este universo cromático, lejos de ser un simple recurso estético para recrear la antigua Unión Soviética, contribuye a modular el relato y acentúa la tensión emocional del personaje.
Además, Brocal demuestra una habilidad extraordinaria en la selección de los momentos vitales de Caridaddel Río: escenas de tensión constante, encuentros políticos, personales y familiares que encadenan puntos de inflexión. Esta cuidada selección imprime al conjunto un pulso narrativo cercano al thriller, donde cada secuencia parece destinada a revelar una capa más de este personaje insondable —leed la introducción de Gregorio Luri —. La presentación de los personajes mediante elementos intra y extradiegéticos aporta claridad, agilidad y un ritmo que evita digresiones, favoreciendo la inmediatez y la inmersión.
Brocal traza así el retrato de una mujer excepcional, capaz de hacer sombra a figuras tan influyentes como Dolores Ibárruri o Teresa Pàmies. Y si el dibujo es de una potencia innegable —un trazo enérgico, incansable, crudo y esquemático que acentúa el tono frenético de una vida vivida siempre a contracorriente—, igualmente destacable es la fuerza narrativa con la que el autor arma el relato: un equilibrio magistral entre información histórica, tensión emocional y ritmo visual.
Una biografía de una mujer única, construida con alguna mentira, con medias verdades, pero sobre todo de vida absoluta.
