Tras más de ocho años, Antonio Altarriba (1952, Zaragoza) completó su tríptico dedicado a sacar a la luz los secretos más inconfesables de la condición humana. Una trilogía en la que nadie es inocente y que tiene su colofón final en la corrupción de las instituciones en la era de las fake news. Con el guionista repasamos las claves de la obra.

Con Yo, Mentiroso cierras una trilogía en la que abordas el arte moderno, las farmacéuticas y el poder político y su relación con los medios.

La trilogía fue surgiendo poco a poco. En un principio nació el planteamiento de Yo, Asesino. La idea era ubicar una intriga policíaca en un medio que conozco bien como es el universitario, mucho más oscuro de lo que a primera vista puede parecer. Ese universo se presta mucho a confrontaciones. Hay unas luchas internas para conseguir los mismos puestos y quería mostrar ese ambiente competitivo. Cuando empecé a desarrollar la idea me gustó mucho que el narrador se identificara con el protagonista, la parte del YO. Tener un punto de vista subjetivo en el que el personaje no solo actúa sino que también se explica. En los tres libros los cartuchos de pensamientos nos permiten ver y entender la filosofía del protagonista. Así tenemos su acción y la reflexión de lo que hace, que unas veces va pareja y otras tiene incoherencias. Esto te obliga a tener siempre el foco puesto en el protagonista y su mundo.

En general solemos tener una concepción bastante benigna de nosotros mismos pero en cuanto miras un poco alrededor ves que la maldad está muy presente en las situaciones que vivimos. En la trilogía hay una inmersión en la condición humana en distintos ambientes. Nos permite ver cómo funciona lo más oscuro de nuestro comportamiento, se genera y tiene incidencia en el exterior. Me pareció que los tres hitos que podían mostrar la sociedad contemporánea eran:

Primero, las imposturas dentro del mundo intelectual, de la reflexión artística y universitaria.

Segundo, el mundo de las grandes corporaciones y cómo sus intereses económicos colisionan con el de los ciudadanos. En excesivas ocasiones vemos que las grandes empresas optan por sus propios beneficios aunque conlleve una serie de inconvenientes, a veces mortales para la ciudadanía.

El tercero, la política, que hoy se ha convertido en relato más que gestión. Un relato que se manipula muy fácilmente.


Quizás 2020 hubiese sido un año propicio para Yo, loco, dedicado a las farmaceúticas.

Fíjate, el laboratorio al que hacemos referencia en el libro es el que hoy está en primera línea de la vacuna, Pfizer. La empresa que aparece en el libro está directamente inspirado en ella. Es una de las principales farmacéuticas y, si investigas un poco, ves que tiene un curriculum bastante opaco. El lobby farmacéutico es uno de los más influyente en Estado Unidos y Europa.

 

Hablabas de los tres hitos.

Sí. Con estos tres flancos podemos tener un pequeño fresco de nuestra sociedad contemporánea en el que nos gusta poco hurgar. Para hacer para el lector más llevadera la acción en cada tomo hay una intriga policíaca, por eso necesitaba a Keko, un maestro de la serie negra. Los asesinatos me permiten recorrer esta reflexiones sobre nuestra sociedad con un cierto suspense.

 

La parte de thriller es la excusa argumental que engancha al lector para recorrer la visión de la sociedad y la reflexión sobre el ser humano que queremos transmitir

 

Lo que Hicthcock llamaría el McGuffin.

Eso es. La parte de thriller es la excusa argumental que engancha al lector para recorrer la visión de la sociedad y la reflexión sobre el ser humano que queremos transmitir. Los protagonistas de la serie son personajes con mucho conflicto interior cuyo comportamiento necesita una explicación moral. El asesino justifica sus acciones mostrando el asesinato como una de las bellas artes a lo largo del tiempo. El loco busca la normalidad en el ámbito del pensamiento sin diferenciar dónde está un rasgo de nuestra personalidad y lo que la sociedad considera ya patológico.

 

En el tercero te acercas al mundo político. En la época de las fake news, el protagonista es el asesor de un gran político, una historia que guarda muchas similitudes con nuestra realidad.

Es un tema que nos preocupa cada vez más. Es muy significativo que en las encuestas se vea siempre la opinión tan desfavorable que tenemos de los políticos y la gente lo considere no como una solución sino como uno de los principales problemas después del paro o la economía. Era muy importante desarrollar en qué arquitectura se centra nuestra desconfianza y me parecía más interesante centrarme, más que en la primera fila de la política –que también sale– en esa segunda fila de la política, la de los asesores, coaches, asesores de imagen… que en un momento dado redactan los argumentarios y le dicen a los políticos cómo actuar y lo que tienen que decir.

Un ejemplo es lo que pasó en Cataluña, un conflicto que se infló en exceso para dejar distraer a la opinión pública de los escándalos de corrupción que estaba viviendo tanto el PP como CIU. Convergència i Unió ya no existe, ha estallado. El partido del 3% que tenía todas sus sedes embargadas ha desaparecido y parece que los Pujol y su política de corrupción hubiesen desaparecido. Lo mismo sucede con el PP, que no dejaba de aparecer vinculado a escándalos de financiación ilegal. Si nos pusiésemos estrictos, el PP ocupaba ilegalmente las instituciones ya que ganó elecciones saltándose la normativa y con una ventaja sobre sus competidores claramente ilegal. En el deporte, cuando ganas haciendo trampa, se anula tu victoria y  se adjudica al segundo.

 

En los tres libros, como anarquista que soy, hay una reflexión sobre cómo se articula el poder. El poder intelectual, el económico y el político

 

En el libro hablas de partidos pero vemos que las adhesiones personales están más cercanas a las búsquedas del poder que a las consignas del partido.

Exactamente, en los tres libros, como anarquista que soy, hay una reflexión sobre cómo se articula el poder. El poder intelectual, el económico y el político. Tienen unos mecanismos que exponemos en la trilogía. En el caso de los políticos no va a sorprender a ningún lector. Los políticos anteponen sus objetivos electorales a los de la ciudadanía, es algo que estamos viviendo con la gestión de la pandemia en el que los intereses económicos pesan tanto como los sanitarios. No digo que en otros países no suceda pero una gestión como la que hay en España, en la que los partidos no se pongan de acuerdo para salir de la crisis en un momento en el que hay tantas vidas en juego es bochornoso. En nuestro país, además, se ve algo diferente a otros países y los medios están muy vinculados a determinadas políticas sin ningún tipo de rubor.

 

Vivimos en la época de Trump, una época en la que hay una gran vinculación entre el poder político y los medios.

Efectivamente, pero uno de los elementos de resistencia a la política de Trump han sido los medios. Una de las batallas de Trump para imponer sus mentiras ha sido atacar a los medios, hasta el final cuando se ha querido proclamar ganador.

En nuestro país, sin embargo, hay medios cuya política editorial es, sistemáticamente, el argumentario del partido al que están apoyando. En el libro hablamos de La verdad, un periódico que se basa en La razón, órgano de comunicación del PP.

No es normal que la Radio Televisión Española o EITB estén al servicio de quien ocupe el poder en ese momento. Eso nos hace mucho más débiles porque la independencia de los medios deja mucho que desear. Hay medios que se desmarcan y procuran financiarse de la voluntad de los lectores y no tener obligaciones publicitarias.

En España, por ejemplo, no se ha hablado de que el Banco de Santander blanqueaba dinero. Ha sido un escándalo en toda Europa y del que no sabemos nada porque el Banco de Santander es una de las principales fuentes de publicidad de los medios. Hay una dependencia económica e ideológica a la que los medios están totalmente sometidos.

 

En Norma Editorial nos avisaron que podíamos tener problemas por el libro porque se denuncian los mecanismos de poder a través de personas muy fácilmente identificables

 

En Yo, Mentiroso llevas al límite el juego de espejos que ya comenzaste en Yo, Asesino. Destilas la realidad y la muestras al espectador sin ningún tipo de maquillaje que la haga más digerible. Esa visión crítica choca en un momento en el que lo políticamente correcto se prioriza.

Así es. Una de las cosas que hemos visto en este país es que el que llama ladrón al que roba es condenado mientras que no le pasa ninguna factura al corrupto. Los que denunciaron la Gurtel, los que han intentado destapar los grandes escándalos que hemos vivido, lo han pasado muy mal. En Norma Editorial nos avisaron que podíamos tener problemas por el libro porque se denuncian los mecanismos de poder a través de personas muy fácilmente identificables. Nos preocupa relativamente. Keko dice que ya vive confinado. Si le dejan dibujar en el calabozo le da igual y con el escándalo se va a hacer inmensamente rico (Risas).

 

Hace poco salió Primavera para Madrid que parte de la misma base. Es curioso que tengáis que ser autores como Magius, un joven talento procedente de la autoedición o tu mismo, ya jubilado y de vuelta de todo, los que tengáis que contar lo que sucede a nuestro alrededor.

Lo que me parece extraño es que con el hartazgo que hay no haya más material literario publicado. El cómic tiene una capacidad de reacción muy rápida. Los problemas de nuestra sociedad se muestran por delante de otros medios, ya sea con temas como el bullying, el género o cualquier otra circunstancia.

Para cuando salió Primavera para Madrid ya teníamos el libro terminado y estábamos preparando la edición. Hay que reconocer que nos piso un poco el terreno pero está muy bien el libro, con las caricaturas de Magius y la presentación, totalmente de oro. Mira hasta dónde llega la casualidad que incluso hay una escena en el palco del Bernabeu y los dos llamamos Florencio a su presidente, Florentino.

En ambos libros la alusión a personajes concretos está muy presente, sin embargo, el tema de las similitudes no me preocupa mucho. Si te das cuenta, en el libro todos mienten menos el hijo del protagonista, un niño que ve el amarillo donde todos ven el verde. La mentira supera en mucho el tema de la política y la información. Eso te obliga a tener un poco de cuidado con los nombres porque les vas a meter en acciones personales que no corresponden a la realidad. En nuestro caso hemos creado unos alter egos o avatares porque nos interesa la actualidad pero también queríamos analizar el tema en toda su amplitud.

 

La cita final del libro, “Gobernar es hacer creer”, es de una modernidad absoluta aunque esté escrito hace 500 años

 

En el libro citas a Maquiavelo. Intentas trascender la realidad social del momento para enlazar el conflicto con la condición humana a lo largo de su historia.

Exactamente. Yo no soy partidario de incluir citas en mis libros pero en la trilogía sí que lo hago. En Yo, Asesino es una cita de Sade, en Yo, loco es de Pascal y en Yo, Mentiroso de Maquiavelo. Escritores clásicos que muestran que el problema o la realidad abordada están presentes a lo largo de la historia. Si lees El Principe de Maquiavelo, el discurso de la mentira está allí. La cita final del libro, “Gobernar es hacer creer”, es de una modernidad absoluta aunque esté escrito hace 500 años. Ya muestra que quién está en el poder tiene que mentir a sus súbditos para mantenerse en él aunque en cada tiempo se muestra de un modo diferente. Ahora, con las nuevas formas de comunicación, la manera de mentir alcanza una gran dimensión pero es algo que está presente desde el inicio de los tiempos.

 

No sé hasta qué punto los políticos se van a a intentar prestigiar por verse reflejados en el libro. En El arte de volar muestras una realidad terrible del pueblo de tu padre, Peñaflor, y hoy te reclaman casi como hijo predilecto.

En el caso de Peñaflor que comentas, hubo una especie de reconciliación. Fue un libro que funcionó muy bien y tuvo tanta repercusión que generó un cierto turismo para ver el pueblo. Han pasado muchos años, ya cien desde que nació mi padre. Esa vida tan dura que vivió es la de hace un siglo. También ha cambiado la situación política y los abusos entre los agricultores y los latifundistas que se reflejaban en el libro no son muy diferentes a los que se vivían en muchos pueblos de Castilla León o Extremadura.

Por otra parte, habrá gente que se sienta representada en Yo, Mentiroso pero tampoco nos interesa hacernos sus amigos. Llevamos demasiado tiempo con escándalos políticos y ya ha adquirido una dimensión estructural enorme. Hay unas cifras preocupantes que muestran el impacto de la corrupción en nuestro país y nos hemos olvidado ya de muchos de ellos.

Han tenido que pasar 40 años para que hayamos podido ver cómo sacan el cuerpo de Franco de su tumba faraónica. Te das cuenta de hasta qué punto el franquismo ha mantenido sus privilegios y sus cuotas de poder

 

Vivimos una revisión de la Transición y el bipartidismo, que ha permitido que los dos partidos mayoritarios se alternasen sin molestarse demasiado.

Claro. Estamos viendo cómo el mito del paso ordenado de una dictadura a una democracia del que nos vanagloriábamos tenía huecos importantes y se nos está rompiendo por todos los lados. Desde el rey hasta la ley de partidos, la ley electoral, la separación entre el poder político y judicial queda muy cuestionada. Ha estado muy guionizada para que quiénes detentaban el poder lo pudiesen conservar y que algunas injusticias se mantengan de un modo indefinido.

Como dices, el bipartidismo permitía un hoy por ti mañana por mí. Han tenido que pasar 40 años para que hayamos podido ver cómo sacan el cuerpo de Franco de su tumba faraónica o que se quite al fin a sus herederos el Pazo de Meiras. Te das cuenta de hasta qué punto el franquismo ha mantenido sus privilegios y sus cuotas de poder.

 

En la actualidad asistimos a una reivindicación sin complejos del franquismo por ciertos sectores.

Sí. Hay una serie de mentiras que se han mantenido en el tiempo, desde que con Franco vivíamos mejor hasta que fue el inventor de la Seguridad Social. Es un periodo que no se ha estudiado en los colegios. Se ha pasado de puntillas. La Guerra Civil parece ser una repentina locura colectiva en la que todos nos volvimos locos y nos pusimos a hacernos daño unos contra otros. Esa no es una explicación histórica lógica ni responde a la realidad de los hechos. Aquí había un gobierno legítimamente constituido que por fin daba voz a la ciudadanía para iniciar una serie de reformas. La República tuvo sus errores pero se enfrentaba a una clase con una serie de privilegios adquiridos a lo largo de los siglos que financiaron económicamente el golpe de estado de Franco. Esa lección a los chavales no se les ha enseñado y aunque sea por ir a la contra se acercan a posturas como las de Vox. Vox abona su discurso en la ignorancia generalizada de la gente. Ese discurso que nos han enseñado de no abrir heridas nos ha hecho no afrontar ese pasado en el que unos pocos vivieron bien pero la gran mayoría vivió con escasez o directamente represaliados. Eso hay que contarlo y señalar a las personas que lo propiciaron. Eso no lo hemos hecho aún.

Cada tomo de la trilogía viene marcado por un color diferente

 

Regresando a Yo, Mentiroso, aprovechas el libro para cerrar círculos y mostrar el universo común que se ha generado en la trilogía.

Efectivamente, es una de las cosas que me interesaba de meterme en un ciclo en el que, aunque cada protagonista tuviese su propio escenario, formase un mismo mundo. Los policías que atraviesan los crímenes se mantienen en toda la historia. Vitoria es un espacio clave en el que se desarrollan los acontecimientos. En este tercer libro se resuelven algunos de los flecos pendientes. Vuelve a aparecer el personaje de Yo, Asesino, un personaje muy cínico o cruel pero que está en las antípodas del protagonista de Yo, Mentiroso y hay una confrontación entre ellos.

Hay mentiras y mentiras. No es lo mismo una mentirosa piadosa que una generada para obtener unos beneficios. Como se puede comprobar en el libro, la vía hasta el triunfo está llena de mentiras. Con buenos sentimientos lo tienes muy complicado pero si accedes a la mentira puedes llegar a las mayores cuotas de poder.

 

Para el Museo de El Prado realizas un libro, El Perdón y la Furia que podía ser un anexo a la trilogía.

Es un spin-off de la serie que hicimos y que nos gustaría integrar de algún modo en el futuro. Tenemos que ver cómo funciona el libro pero sí me gustaría que se pudiesen poner todos los libros juntos, con sus protagonistas en los cantos y sus lomos de colores.

 

Llevas diez años de una actividad constante trabajando con Kim o con Keko y has cerrado todos los ciclos en los que estabas trabajando.

Eso es, primero el díptico de mis padres formado por El arte de volar y El ala rota y ahora la trilogía del yo. Con Keko llevo ocho años trabajando. Ha sido un trabajo inmenso el que ha hecho, sobre todo de documentación. Se conoce Vitoria ya mejor que yo. Para este tomo tenía ya pensados algunos escenarios como el Parque de la Memoria o la Catedral. Vino con su chica un par de días y estuvimos sacando fotos de los escenarios. Con el google maps se tiene ya totalmente recorrida la ciudad.

 

¿Proyectos?

Tengo un proyecto sin título pero con el argumento ya muy claro. Lo voy a realizar con Sergio García, que está haciendo unas pruebas de estilo. En apariencia es muy distinto al mundo oscuro de Keko, va a tener unos paisajes muy abiertos porque sucede en su mayor parte en África. El protagonista es un muchacho joven que desde niño empieza a trabajar en las minas del Coltán de El Congo. El Coltán es un material precioso que se usa en los microprocesadores de los móviles. El Congo tiene la desgracia de ser muy rico en materias primas, lo que hace que sea uno de los más explotados. A este muchacho lo reclaman como niño soldado. En El Congo hay guerrillas patrocinadas por las grandes corporaciones mineras que se aprovechan de chavales que a muy temprana edad están acostumbrados a matar. En Vitoria hay una ONG, Jambo Congo, que me está ayudando a conocer la situación. Es una organización que está intentando integrar a estos chicos pero es muy complicado porque han vivido situaciones atroces.

Tenemos un montón de documentación y Sergio está dándose un baño de exotismo y yo ya tengo el guión en la cabeza. Va a ser a color porque, a pesar de lo dureza de lo que sucede, los parajes son bellísimos. Como ves, va a seguir teniendo un peso crítico muy potente pero gráficamente vamos a ver los paisajes abiertos de África hasta llegar a Europa para ver que ese mito de la sociedad rica y acogedora no funciona así. La historia es la gran odisea moderna. Nos vamos a encontrar todo el problema de la inmigración y los refugiados. Son problemas de los que no queremos hablar y por eso pagamos a países como Libia, Marruecos o Mauritania para que no lo tengamos que ver. Es el precio de nuestro confort.