1940 no sería una de las páginas más gloriosas de la historia española, el fin de la Guerra Civil es reciente mientras en Europa ha estallado la Segunda Guerra Mundial, conflicto que se va intensificando. Las distintas potencias tienen intereses enfrentados en cuanto a la participación española en el conflicto. Los ingleses quieren evitar su participación que intentan conseguir con mucho dinero manejado en las sombras, mientras que los nazis quieren una participación activa y para ello intentan influenciar con la presencia de dirigentes como Himmler. Mientras los judíos tienen que huir de sus hogares y España se convierte en un puerto de salida clandestino de las redes que se encargaban de salvar vidas. Un periodo negro que Alfonso López (Lleida, 1950) ha escogido como trasfondo para este tebeo. Donde vuelve a crear una ucronía en la que junta la historia real con personajes de la época como los hermanos Marx y personajes clásicos de la escuela Bruguera, en esta ocasión principalmente las Hermanas Gilda de Vázquez y Doña Urraca de Jorge. Curiosamente personajes que aparecieron posteriormente al periodo que retrata, pero que bien podrían haber ya vivido esas historias como precuela de sus aventuras.

López completa así una trilogía iniciada hace quince años con Estraperlo y tranvía (Ediciones B, 2007), donde homenajeaba a La Familia Ulises de Benejam en la Barcelona de los años 50, donde la economía sumergida era la única forma de subsistencia de mucha gente. Un álbum estilo francés clásico. Con el tiempo el formato ha cambiado a lo que las novelas gráficas han modelado, y así fue el Solar (La Cúpula, 2016) situado a finales de los años 40 en una Barcelona donde llegaba un Carpanta recién salido de los campos de concentración del régimen y una Petra llegada del pueblo envueltos en una trama de espionaje. En una tarde con Himmler la trama es la de un vodevil loco lleno de humor absurdo, combinando ese humor clásico que tenían sus protagonistas: las películas de los Hermanos Marx o las historietas de Vázquez. Y con una habilidad de veterano hace que funcione de forma fantástica tornando la historia en farsa, como crítica profunda a las clases dirigentes y sus tejemanejes en las sombras y sirviendo de reflejo para interpretar nuestros días. Porque la historia siempre se cuenta desde el presente,

López es un autor veterano que declara abiertamente que tira de nostalgia para estos tebeos, en los que refleja sus memorias. Pero lo hace de forma innovadora y muy ingeniosa, consigue que ese humor clásico funcione perfectamente en la actualidad, vuelve a demostrar que los personajes de siempre todavía tienen mucho que contar. Y lo hace con su personal estilo, un dibujo que los lectores añejos podemos identificar ya desde sus historietas del ministro de El Jueves en los 80. Un estilo personal en que los personajes clásicos se pueden identificar sin problemas, haciéndolos suyos. Una tarde con Himmler es un tebeo tremendamente divertido, que despierta la nostalgia pero que también nos recuerda oscuras páginas de la historia para que estemos atentos a nuestro presente. Alfonso López confirma que hay mucho camino en esa vía que abrió hace años para reinterpretar los personajes de Bruguera, y de la que vamos teniendo más ejemplos, como el reciente El Pacto de Paco Sordo (Nuevo Nueve, 2021), ganador del premio nacional. Ojalá una Nouvelle Bruguera, los cimientos están puestos.

 

Cuando Himmler estuvo en España y se encontró con... ¿las hermanas Gilda y los hermanos Marx?