En una ciudad en la que las chicas desaparecen, Teresa tiene una tienda de fanzines y hechizos a la que va la skater Matilde. Un día, en medio del oscuro bosque, Teresa invoca a una chica otaku que le concederá un deseo. ¿Qué deseo pedirá?

Grito Nocturno es un cómic que rebosa personalidad debido al particular estilo estético que tiene Borja González (Badajoz, 1982): chicas estilizadas de piernas y brazos delgados y sin rasgos en la cara, tintas planas con grandes campos de negro y la afición por los entornos góticos, ya sean ruinas o tiendas de espiritismo con muchos pósters. Encontramos un excelente uso del color, usando paletas en las que abundan los azules y los grises y reservando los colores para los puntos clave (especialmente el color rosa, ya veréis).

González tiene también un estilo muy concreto de contar historias, llenas de diálogos divertidos y rápidos y con pasajes más oníricos o sutiles. En este cómic aparecen muchas referencias a la cultura popular, ya sea el mundo del anime (con sus Sailor Moons y sus Narutos), al punk, a la literatura de terror o a los videojuegos.

 

Grito Nocturno es un cómic sobresaliente, como ya fueron The Black Holes o La Reina Orquídea. Una lectura esotérica y absorbente y un regalo para los ojos.