La editora de vanguardia Fulgencio Pimentel presenta para estas navidades a su flamante primer ganador de los Puchi Awards, galardón que organiza la propia editorial junto a La Casa Encendida de Madrid y que este año contó en el jurado, entre otros, con Manuel Borrás (fundador de la prestigiosa Pre-textos) y el músico escocés Momus.
John Pham (Saigón, 1974) hizo sus primeros pinitos gracias a una beca Xeric que, en el año 2000, le permitió inaugurar su serie de comic-books Epoxy – de donde, por cierto, salen las protagonistas de este álbum. Posteriormente, en 2008, Pham entregaría a Fantagraphics Sublife, una mezcla improbable entre Chris Ware y Marc Bell en forma de dos prestigios apaisados. Igualmente, el vietnamita-americano es colaborador habitual de las antologías de cómic alternativo como Mome y Kramer’s Ergot.

A primer vistazo, lo más llamativo de J+K es su tratamiento del color, eléctrico y resplandeciente, con degradados muy conseguidos. Esta novedad respecto de Sublife proviene del trabajo de investigación de Pham con la técnica de impresión risográfica, una sistema a medio camino entre lo digital y el Offset. El propio autor reconoce la influencia del Norakuro de Suihō Tagawa en este tratamiento cromático. El ascendente del kitai manga, anterior a la Segunda Guerra Mundial, en las últimas hornadas del cómic alternativo se deja igualmente traslucir en el dibujo de Pham, cuyo trazo redondo como de dibujos animados (el autor colabora también en Cartoon Network) nos recuerda poderosamente al maestro del nansensu Shigeru Sugiura.
En cuanto a la historia, J+K narra las aventuras cotidianas de dos amigas en un registro underground muy semejante al de Simon Hanselmann, aunque no tan escatológico. La puesta en página no da muchas alegrías, casi siempre una rejilla dos por tres, focalizada completamente en el interés de las protagonistas mientras recorren su particular universo a medio camino entre la ya mencionada Cartoon Network y los guiños a la generación del contrato basura y la consola.
Sin duda, el punto fuerte de J+K es su valor objetual, no ya solo por su registro de colores, sino también por su serie de extras fanzineros como unas pegatinas y un disco de vinilo de 5″. Desde aquí, aprovechamos para volver a aplaudir la arriesgada labor editorial de Fulgencio Pimentel a la hora de introducir en el mercado español a los autores más atrevidos del panorama alternativo. Habrá que estar muy atentos a las próximas entregas del Puchi Award que estamos seguros, incluso, mejorarán esta simpática aproximación del J+K de John Pham.