A Oso se le ha torcido la vida y ahora vive en una furgoneta. Pero eso no ha acabado con sus ganas de tirar hacía adelante. La vida sigue, y habitar en la furgo tiene sus ventajas. Se mueve, va haciendo los trabajillos de manitas que le van surgiendo, a veces los puede cobrar, a veces no. Pasea turistas por la ciudad junto a su colega Javi, y queda a ver el fútbol con su amigo Luis, guardia urbano que le echa una mano haciendo la vista gorda. Imagina aventuras dentro de un submarino o una nave espacial junto a su hija…En definitiva, hace lo que puede para superar los problemas y zancadillas que la vida le va poniendo, como a todos.

Ramon Pardina (Barcelona, 1977), ex-creativo publicitario y ahora guionista de radio y televisión, se une de nuevo a Martín Tognola (Buenos Aires, 1972), dibujante que lleva años afincado en Barcelona desde donde trabaja como ilustrador para medios de todo el mundo. Juntos realizan este relato de optimismo vital, de cómo afrontar las adversidades en una situación de crisis social. Un relato que humaniza a los que están pagando la crisis; no solo Oso (divorciado, sin trabajo estable y desahuciado) todos los secundarios de esta historia sirven para retratar esa precariedad: Javi que para estabilizarse encuentra un trabajo de repartidor de pizzas, el jubilado que no tiene dinero para pagarle una pequeña reparación pero le pone el plato en la mesa, el amigo pakistaní sin papeles que el trapichea la wifi.


Al final la solidaridad entre la gente es lo que hace posible la supervivencia de los que pagan las consecuencias de la crisis. Pardina y Tognola hacen un retrato de las consecuencias de la crisis, de los desfavorecidos, pero quieren humanizar a las víctimas. De este relato optimista se deriva que si no hay todavía una explosión social es porque la gente se ayuda entre ella y no ha perdido la esperanza.

El dibujo de Tognola acompaña perfectamente este aire de optimismo vital, con un estilo amable, como Juan Berrio, un dibujo que tiene mucho en común con la escuela francesa enraizada en genios como Sempé. En el dibujo de Tognola los objetos y lugares son también personajes, como la furgoneta, centro de la vida del protagonista, pero también la ciudad de Barcelona, que con el detalle con el que la dibuja, pasa de ser un simple fondo a ser un secundario más de la historia. Unas bonitas aguadas, coloreadas solo con dos tonos de naranja en el presente, dejadas en blanco y negro para los flashbacks, una opción de coloreado bitonal que hemos visto en unos cuantos trabajos editados por La Cúpula últimamente. Tebeos que siguen el espíritu de El Víbora de siempre, underground, vanguardia y cómic social. La Furgo se encuentra entre estos últimos, con un poderoso mensaje de resistencia y optimismo ante la adversidad.