Decir que Peplum es un clásico moderno tiene mucho de tópico y poco de arriesgado. Pero no es ninguna tontería y además -por muy poco original y arriesgado que resulte- el tópico en este caso viene como un guante.
Enmarcado en el contexto de la Roma que asistió al asesinato de Julio César (por cierto que Blutch nos obsequia con una recreación de dicho momento que es todo un homenaje a la versión shakesperiana que filmó J.L. Mankiewich) “Peplum” narra el periplo del joven Publio Cimbro ensimismado por el hallazgo de una joven mujer atrapada en el hielo. La pérdida de la misma y su obsesión por recuperarla le llevarán de una latitud a otra del imperio: zarpando en navíos cavernarios poblados por sucios mercaderes, asolando parajes dominados por mujeres sin manos que le torturarán sin piedad, bordeando ciudades apestadas o ciudades totalmente dominadas por la lujuria donde los excesos y los más execrables poetas campan a sus anchas… Sufrirá incluso los achaques de la pasión desenfrenada personalizados en la figura de un grácil efebo. Pero ni tan siquiera el juego carnal conseguirá apartarle de su enfermiza persecución.
Tomando como punto de partida parte importante del argumento del “Satiricón” de Petronio (donde se nos narraban las desventuras del joven Encolpio y su amante adolescente Gitón) y parte importante de epopeyas clásicas como la “Eneida” de Virgilio e incluso algo de los poemas homéricos, Blutch ha construido su peculiar peplum. Sin embargo este peplum tiene muchas más señas de identidad típicas de la poesía clásica que no del género cinematográfico que recibe este nombre. Las numerosas elipsis que salpican toda la narración, el trazo furioso e impetuoso que predomina en todos los dibujos o incluso la propia estructura de los capítulo -más cercana a la estrofa que a un capítulo de cualquier historia al uso- acreditan las muchas virtudes narrativas de esta historia magistralmente contada.
Con casi 11 años de retraso respecto a su publicación original nos llega ahora éste crucial tebeo que es sin duda el ejercicio más serio y notable que ha hecho el noveno arte por acercarse a las narraciones clásicas, y que me perdonen los acólitos de Frank Miller y sus musculosos espartanos.
Peplum en Ponent Mòn