En una decisión acertadísima, y aplicando un criterio que demuestra su conocimiento del material con el que están trabajando, la editorial Dolmen ha decidido retomar la nueva andadura de Dick Tracy en castellano a partir de las entregas publicadas a finales de 1943, coincidiendo con la presentación de Flattop, uno de los villanos más reconocibles de una serie que se caracterizó, entre muchos otros componentes, por su admirable galería de antagonistas.
Porque, para entonces, la tira ya estaba plenamente consolidada y se había convertido en el primer gran referente del cómic policíaco. Por esas fechas Chester Gould (Pawnee, Oklahoma, 1900 – Woodstock, Illinois, 1985) había logrado definir un estilo de dibujo muy característico –que aguanta con absoluta frescura el paso de las décadas y sigue siendo moderno y actual, y si no pregúnteselo a Chester Brown o a Martí-, optando de manera definitiva, y desde hacía tiempo, por el hard-boiled.
Con absoluta libertad, el detective de Gould representaba una especie de vertiente underground dentro del popular escenario de las tiras de prensa clásicas. Una narración violenta, realista y frenética en la que los planteamientos de los personajes se conocen por sus propias acciones y donde unas sagas enlazan con otras con naturalidad y maestría.