En un barco en alta mar donde se pescan peces podridos, la marinera Sepia ha encontrado una luz en el agua. Tras esconderla bajo sus faldas, Sepia descubre que es un ser vivo, y cuidarlo cambiará vida de los tripulantes para siempre.
Carcoma transcurre en un ambiente opresivo, al aislamiento marino se le une el mando de un capitán con el juicio nublado por la bebida y el duelo que no les deja volver a tierra. Carcomidos por el dolor y la culpa, el resto de la tripulación encuentra la esperanza con la ayuda de Sepia y su criatura acuática.
El cómic de Andrés Garrido (1994, Madrid) destaca por una línea flexible y muy gestual que da vida a un elenco de personajes variado y único, cada uno con una silueta y proporciones distintas que el autor deforma a su gusto para reforzar la expresividad de cada viñeta. Su trazo dinámico se luce especialmente en las escenas de acción y en los diseños de las criaturas más cercanas al horror. En el color destacan las paletas de azules, grises y verdes desaturados, acompañados de sombras duras que ayudan a perfilar esa atmósfera de mar hostil y agobiante.
En Carcoma nos encontramos ante una historia que habla del duelo y de las formas de afrontarlo. Con un buen equilibrio entre la aventura y el terror, este relato marino me ha tenido pegada a sus páginas hasta el espectacular final.