Poco a poco, pero más rápido de lo que nos parece, nos vamos alejando del siglo XX, y aún así su sombra sigue siendo alargada, todavía la memoria histórica se mezcla con la memoria personal, y las vidas de unas generaciones anteriores marcan las de las presentes. Anna-Lita Mattar (Colonia, Alemania, 1990) relata en El anillo de la serpiente su memoria personal sobre sus abuelos y su padre tras la muerte de su abuela materna. Una historia familiar que está llena de lagunas y sombras, que dejan en blanco lo que aconteció durante la segunda Guerra Mundial, y sobre todo la participación de sus abuelos en la Alemania Nazi, el nazismo como el mal absoluto que marca el siglo XX. Mattar investiga la vida de sus abuelos durante aquel periodo, pero también el sentimiento de culpa a través de su padre, que renuncia a todo ese pasado, una culpabilidad que se transmite entre generaciones y que marca a la propia autora y su familia.
A través de una línea clara muy fina, prácticamente en un blanco y negro puro, que solo toca con fondos de colores fríos en determinadas escenas que quiere remarcar como si fuesen fotografías de la época, con unas páginas vaporosas, sin marcos de viñetas, y apenas dos o tres por página, con unos textos que son de reflexión interna y pocos diálogos con su padre. Una aproximación para contar una memoria histórica que recuerda mucho a los Cuadernos de Alan de Emmanuel Guibert. Matter, alemana-mallorquina pasa a ser autora completa en esta obra, ganadora del Premio Valencia de novela gráfica 2023 de la Fundació Alfons el Magnànim, después de haber ganado como guionista el Premio FNAC-Salamandra en 2020 junto a Gala Rocabert. Lo hace con esta memoria personal, que es también memoria histórica, y que vuelve al nazismo como mal absoluto, para hablar de esos tonos grises que quedan siempre entre el absolutismo de los blancos y negros de los libros de historia. Una culpa que llega a la tercera generación y que recuerda también al Heimat de Nora Krug. Una reflexión que con el nazismo toma un camino común de culpa y tabú, pero que con el franquismo no parece tan sencillo de abordar, y tarde o temprano será un tema a tocar, aunque todavía estemos en pasos previos, como demuestra el Abismo del olvido de Rodrigo Terrasa y Paco Roca. Y es que la historia siempre se explica desde el presente.