Gertrude Stein fue una de las figuras que convirtieron el París de principios de siglo XX en el centro de la vanguardia artística de la época. Catalizadora de muchas de las figuras de la denominada generación perdida, coleccionista de arte con la intuición necesaria para crear tendencia y descubrir antes que nadie a las estrellas que por aquel entonces empezaban a destacar en la ciudad francesa, consejera de escritores y ella misma escritora de vanguardia. Una figura que tiene de todo para contar su historia, sobre todo en el período de entreguerras, cuando París y los artistas que allí se encontraban, muchas veces en el salón de Stein, estaban cambiando la historia del arte.

Ese período es el que escogen las italianas Valentina Grande y Eva Rossetti para relatar la figura de Gertrude Stein, usando a un joven periodista alemán como voz narradora para yuxtaponerlo a la figura de una mujer judía que siempre hizo lo que quiso y que fue mucho más que una anfitriona de fiestas o coleccionista de arte. Tercera colaboración de las dos autoras, tras Il mio Salinger y Feminist Art,este último publicado anteriormente también por Liana Editorial. Como en el anterior trabajo aquí también saben como exponer la vida de la artista mientras encuadran su obra en la historia, con un estilo de biografía que se sale del relato enciclopédico, buscando más una narrativa que haga reflexionar al lector, evocando la obra de Stein pero manteniendo el estilo propio, tanto en la forma de contar como en el dibujo, con el que Rossetti consigue adaptar los poemas gráficos mediante unos tonos de color que ayudan a situarse en la época representada.

Un tebeo que reivindica a una mujer que quizás la historia no ha puesto al mismo nivel que otras figuras de la época. Una mujer que gracias a su posición social pudo hacer y siempre hizo lo que quiso, a pesar de muchas de las convicciones de la época. Las autoras plantean el dilema de si su figura no está más reivindicada precisamente por esa libertad de la que hacía gala. Un tebeo que ayuda a conocer más a otra artista del siglo XX, reivindicando su fuerza, aunque al centrarse en el período más pleno de su vida se obvia su cuestionable alineamiento durante la Segunda Guerra Mundial. Otro aspecto que podría o no haber influido en su memoria. Fuera como fuera, sin duda Grande y Rossetti saben construir un relato interesante y hacer un tebeo que invita a saber más sobre Gertrude Stein y el resto de la generación perdida.