A Lorenzo Montatore (Madrid, 1983) lo conocí un miércoles 20 de enero de 2016. Bajaba, tranquilo, por Passeig de Sant Joan paseando un carlino negro. Era mediodía y el sol calentaba lo justo para dejarse llevar sin prisas. Había quedado con él para comprarle un par de fanzines, meses antes de la aparición de La Muerte y Román Tesoro, coincidiendo con la edición de Graf. Fue gracias a los extintos, añorados y muy poco reivindicados, Rafa y Eduard de DeHavilland, que di con la nueva encarnación artística de Javier Lorenzo García. Ellos anunciaban ese libro que llegaría en marzo, justo para la cuarta edición del Graf en Barcelona.
En fin, esa mañana de enero me hice con El enigma de Boskov y OHG!, Panoli Ediciones- el sello editorial creado junto a Genie Espinosa y Clara Soriano-, atraído por esa gráfica moderna que me recordaba a Gene Deitch, Bruno Bozzetto y John Hubley. Dos piezas cortas que nada tenían que ver con trabajos anteriores del autor madrileño: Por ver el bicho volar (Bang Ediciones, 2009) y ¿Dónde está mi cabeza? (El verano del cohete, 2014). En estos, Loren o Lorenzo aún no se había sacudido la sombra de Ronald Searle, aunque ya mostraba su querencia por la prosa castellana.
Modernidad gráfica y sonora.
Lorenzo Montatore, en tan solo siete años ha conseguido una obra rica, personalísima, ingente e inclasificable, parte de la cual, la más difícil de conseguir para el común de los lectores, se recopila en Obras Incompletas (2015-2022). Lo primero que salta a la vista al abrir el libro es el minucioso trabajo de compilación y diseño a cargo del autor y de Albert Torner de ECC. Como buen compendio, de intención perentoria, el volumen viene con un prólogo agitprop de Ruben Lardín, para que el lector se adentre en la lectura con la mejor actitud, y con una extensa entrevista a cargo de Gerardo Vilches, en la que tratan todos los tropos y temas que preocupan al autor.
Para los reacios, decir que hay una sorprendente cantidad de trabajos inéditos, de calidad contrastada, así como multitud de textos de Montatore en los que él mismo contextualiza, explica y ubica cada uno de los trabajos. Bocetos, dibujos, recortes e historietas conviven a lo largo de estas cuatrocientas cuarenta páginas de “puro tebeo”.
Ordenado en bloques temáticos, Obras Incompletas deviene un libro necesario, pero arriesgadísimo, no solo por lo caro de su producción, sino porque se le adivina una carrera comercial cuanto menos comprometida; más en un país en el que tendemos a despreciar el talento y a premiar trabajos carentes de estilo y gracia.
Debo advertir al lector que este no es un trabajo menor o prescindible de Lorenzo. Es un tomo que merece un hueco junto a La muerte y Román Tesoro (DeHavilland, 2016), ¡Cuidado que te asesinas! (La Cúpula, 2018), California Rocket Fuel (Mortal y Rosa, Sugoi Ediciones, 2019), Queridos difuntos (Sapristi, 2020), Arrullo de Amor y otros relatos (Mortal y Rosa, 2020) y La mentira por delante (Astiberri, 2021).
Autor y editorial parece que viven en buena sintonía y anuncian un nuevo trabajo para marzo de 2023, Aquí hay avería, así como un volumen nuevo dedicado a Román Tesoro, personaje fetiche, sin descartar algún que otro infantil, y, por supuesto, una nueva descarga de historietas y dibujos autoeditados.
Lo de Montatore es propio de un maestro sin remilgos ni tapujos, aunque sigamos sin saber mucho más del misterio boskoviano con el que nos mantiene encantados.
No se pierdan el genial book trailer a cargo de la madre de Lorenzo Montatore