El pensamiento crítico que examina el rumbo que va tomando la humanidad en este siglo XXI ha ido distanciándose del libro de ensayo original hacia otros formatos. La sociedad, ya no cabe hablar sólo de lectores, ha ido adentrándose consecutivamente en la reflexión sobre el presente a través de los programas televisivos de debate, de las exposiciones en centros culturales, o mediante los documentales que primero tuvieron su espacio en las salas de cine y ahora lucen en las plataformas digitales. En estos últimos tiempos, el pensamiento crítico ha llegado también al cómic; ya sea como adaptación de ensayos de referencia o, como el caso que nos ocupa, de obras creadas ex profeso para el noveno arte.
El francés Philippe Squarzoni (Ardèche, 1971) tiene una notable formación en política internacional, ecología, economía y nuevas tecnologías; como ya demostró en su obra anterior: Cambio de clima (Errata Naturae, 2022). Este ensayo gráfico es la continuación de lo ya expuesto allí. Se subtitula: “Un ensayo gráfico (y autobiográfico) sobre los gigantes de la tecnología, su influencia en nuestras vidas y su impacto en la crisis climática”.
Squarzoni nos explica que internet no sólo no es el espacio democrático soñado al principio sino que crea grandes desigualdades sociales espoleado por un consumismo voraz. También que es imposible vivir de espaldas a él y que el entorno digital contamina el medio ambiente; aunque de entrada apareciese como una promesa de un mundo limpio y que no aumentaba el calentamiento global. Squarzoni argumenta que su huella ecológica no es invisible, sinó más bien muy notable. Además, no sólo critica esto sino que propone una política concreta en que se priorice lo relevante para el avance de la humanidad frente a lo accesorio. Esto es, por ejemplo, poner por delante el avance científico frente a los vídeos de gatitos haciendo cucadas. Estos contenidos son incontestables y haríamos muy bien de tomar buena nota todos los lectores y/o los internautas.
Des del punto de vista del ensayo a Squarzoni hay que darle alguna reprimenda ya que no justifica con datos concretos todo lo afirmado; cosa que hubiese resuelto con una bibliografía y una webgrafía finales con las fuentes originales referenciadas. También hubiese sido para nota que la edición española incluyese un anexo de algún tipo que explicase cuál es la situación de todo lo referenciado en España ya que el cómic está muy centrado en la realidad francesa.
Lo peor con mucha diferencia de este cómic es la fuente tipográfica escogida; que es la misma que en la edición original de Delcourt. Es una grafía que confunde muchísimo ya que tiene letras que no se decodifican bien. La distancia de separación entre letras es mínima y se solapan, con lo que la lectura se dificulta hasta un extremo innecesario. El dibujo de Squarzoni tiene una base fotográfica y un aspecto realista de libro de aprendizaje de idioma extranjero. Un bitono más acusado, o que no fuese gris, le hubiese dado más solidez y atractivo.
En la narrativa gráfica Squarzoni da una de cal y otra de arena. Muchas veces, demasiadas veces, lo que tenemos son ristras de textos en off que aportan información relevante sobre las tesis defendidas, junto a un dibujo más o menos alusivo con el texto; pero con el que dialoga más bien poco. En muchos momentos, la imagen es un soporte mudo del texto ya que no aporta un plus de significado. En otras ocasiones, argumento e imagen van más de la mano, pero son mucho más metafóricos y no tan concretos. En esos pasajes aparece el propio autor junto a su hijo en su día a día y también hay juegos de secuencias con imágenes que se transforman. Se echa de menos un término medio, entre unas argumentaciones ricas en imágenes y unas imágenes excesivamente metafóricas para tratarse de un ensayo que argumenta con datos muy concretos.