Publicado originalmente en 2021 (por Delcourt), la primera entrega (de dos) de este cómic documental de Jérémie Dres (Francia, 1982) rememora la historia de Mourad Benchellali y Nizar Sassi. Dos jóvenes franceses de la banlieu de Lyon (Minguettes) que en el verano de 2001 viajaron a Afganistán para unirse al ejército de los Talibanes. 
Tras escuchar su testimonio en un programa en la emisora France Culture, Dres decidió contactar con ellos para elaborar el relato de su periplo en el seno de un campo de entrenamiento de Al Qaeda y su posterior encuentro con el líder de la organización terrorista, Osama Bin Laden. Los hechos nos sitúan justo antes del mayor atentado perpetrado en territorio norteamericano: el ataque de las Torres Gemelas del 11 de septiembre, punto de inflexión que redefinirá las relaciones internacionales y la geopolítica de los próximos 20 años.

En ese sentido -y este es sin duda uno de los puntos de interés de la obra- se trata de una suerte de antesala o prólogo de una tendencia radical que más tarde se consolidará en otros puntos de Europa, esta vez con la Guerra de Siria como contexto y con la organización terrorista Estado Islámico como principal agente captor. La perspectiva que ofrece la realidad desde la marginalidad de la periferia se presenta como la principal motivación de estos jóvenes que en la mayoría de los casos abrazan la alternativa de la Yihad cómo última opción para trascender por encima de unas expectativas futuras nulas o muy poco sugerentes.

Si bien a nivel estructural/narrativo el cómic es de una claridad impecable, en el apartado gráfico peca de ser quizás demasiado básico y naïf. Algo que de buenas a primera podría motivar un cierto rechazo a los ojeadores furtivos. El dibujo, no es una de la virtudes de esta obra que, sin embargo, sí destaca en el aspecto formal. La manera en cómo se exponen los dos testimonios, la forma en que Dres encadena el relato del presente con la experiencia del pasado de los protagonistas o incluso cómo introduce el testimonio de Ali Soufan (agente del FBI durante aquellos años) para evitar el sesgo o el relato maniqueo, son elementos suficientes para valorar muy positivamente el resultado final.

Se trata en definitiva de un cómic de un potente valor periodístico, excelentemente narrado y que demuestra las grandes virtudes del medio para relatos de esta índole, en la línea de otros títulos que han abordado la temática desde otras perspectivas, como 11 de septiembre de 2001. El día que cambió el mundo, La Cellule o Guantánamo Kid (este último citado por el propio Dres como una de las referencias de la obra).

El día que conocí a Bin Laden certifica lo que es ya toda una certeza; la novela gráfica puede ser un potentísimo medio al servicio del reportaje. Edita Garbuix Books, sello que atesora ya un buen puñado de títulos de no ficción y que se ha convertido en toda una referencia el género. La editorial ha anunciado la inminente publicación del segundo tomo de esta historia. Estaremos atentos.

 

El día que conocí a Bin Laden': la experiencia de dos ex presos de Guantánamo en cómic