Después de Sábanas continuamos con la historia de Marjorie y Wendell, el fantasma que vive en su lavandería. Conoceremos a un nuevo personaje, Eliza, una chica aficionada a la fotografía y que se enfrenta al vacío que le hacen sus compañeros de clase. Asustada porque Eliza pueda desenmascarar a Wendell, Marjorie acabará siendo partícipe del acoso.

En Frágiles vemos complejidad y respeto a la hora de afrontar el problema del bullying. ¿Cómo es posible que una persona sea capaz de abandonar a sus amigos? ¿Qué importancia tiene la presión grupal? A pesar de que el duelo ya no es el tema central en esta historia, seguirá teniendo mucha presencia la muerte de la madre de Marjorie, haciendo que esta no se encuentre en el mejor momento mental. Debido a eso, ella participará de forma pasiva en el acoso a Eliza y apartará a Wendell de su vida.

La obra de Brenna Thummler (Pensilvania, EEUU) destaca por unos fantásticos escenarios que recuerdan a la fotografía, así como un dominio de la composición de página. Sabe perfectamente dejar espacio a las escenas con más carga dramática, especialmente con su uso de las splash pages, todas espectaculares.

A la hora de dotar de color de Frágiles, veremos paletas de colores pastel que se vuelven monocromáticas en ciertas partes como las escenas nocturnas o las que suceden en el cuarto de revelado. Todos los colores están perfectamente armonizados, dotando de una coherencia muy buena al conjunto.

Frágiles es una estupenda continuación de Sábanas que incluso supera a su antecesor en trama y dibujo, aunque manteniendo ese encanto agridulce de su mezcla de melancolía y calidez. Tengo muchas ganas de leer el desenlace de la historia de Marjorie y Wendell, ahora acompañados de Eliza.