Autobiografía, ensayo, adaptación de cuentos, diarios… la producción de David B. ha ido mucho mas allá de Epiléptico, una obra maestra temprana reconocida como uno de los buques insignias de la popularización de lo que se etiquetó como “novela grafica”. Precisamente, toda su producción posterior ha hecho hincapié de forma pertinaz en explorar todos los géneros pendientes de explotar en el medio. David B. lo ha hecho además aportando unos temas particulares muy ricos en trasfondos culturales tanto clásicos como modernos, que al final han dejado una firma única y sorprendente que hace que el inicio de la lectura de cada cómic suyo sea como emprender una aventura.

Precisamente así se siente este fascinante trabajo que marida ficción y realidad a través de la construcción de una aventura de folletín recuperando al investigador Nick Carter, creado en 1886 y emparejado aquí con André Bretón y otros autores del surrealismo, a la sazón de la admiración de estos últimos por el primero. Irónicamente, es Carter, el personaje de ficción, el ancla sólida de esta historia, que recurre a los elementos del género para construir una desvariada aventura surrealista. Enfrentamientos con villanos, galerías de colecciones, viajes, persecuciones, fugas, exploraciones… David B. Lo reformula todo inundándolo de elementos oníricos y mitológicos, de transmutaciones y versiones y vistiendo cada pasaje con la iconicidad mágica de una carta de Tarot.

A ese efecto, la narrativa es de un ingenio delicioso. El autor construye esta epopeya a través de estampas que bien funcionan como cabeceras con sus títulos propios y su numeración, como las portadas de lo que aquí conocimos como el cuaderno de aventuras durante los 40 hasta los 60. De esta forma cada página encierra la fuerza sintética de una historia en si misma, convirtiéndose el libro en una alucinante historia de historias, en realidad.
Muy recomendado para todos los amantes de lo meta, de los contactos entre ficción y realidad y del David B. más borgiano.