Zandra tiene 16 años, le preocupan la calidad de las sagas cinematográficas y enamorarse de su amigo, cosas de la edad. Zorglub se preocupa por las amistades de Zandra, su hija, como cualquier padre. Pero claro, Zorglub no es un padre cualquiera, es un genio del mal, uno de los villanos más carismáticos del universo Spirou. Así que somete a una vigilancia extrema a Zandra y cuando hay una posibilidad de beso se desata el caos tecnológico de sus robots, creando una crisis entre padre mega-controlador, con problemas de egolatría y de cierta patosidad. Algo que a le convierte también en un problema de seguridad ciudadana. Así que el conflicto entre padre e hija, tiendrá implicaciones directas en el negocio del padre.


José Luis Munuera (Lorca, 1972) es toda una institución del cómic juvenil en Francia, donde lleva trabajando desde hace más de veinte años y con más de treinta álbumes a sus espaldas. Ahora regresa de nuevo al universo de Spirou, tras ser el primer español que dibujó al botones durante 4 álbumes de 2004 a 2008, coincidiendo con el álbum número 50 del personaje. Allí pudo trabajar con Zorglub, el villano creado por Greg y Franquin, le pilló cariño al personaje y ahora ha podido regresar a él para crear el primer spin-off del universo Spirou (todo un tótem de la BD francobelga). Y lo hace con este proyecto, que primero apareció por entregas en la revista Spirou y que en principio iba a ser un proyecto especial pero que tras el éxito de este primer volumen ya tiene en marcha el segundo. Y no es para menos, en un país donde las revistas de cómic para público juvenil todavía tienen vida.
Munuera realiza una historia que revitaliza al personaje, llena de guiños y mucho respeto, de forma que el fan de toda la vida no se vea defraudado por la nueva aparición de uno de sus personajes de referencia. Pero con un tono y un argumento pensado sobretodo para gustar al público juvenil de hoy en día, no para atraerlo al cómic, sino para satisfacer un gusto contemporáneo por el medio de ese segmento de público que en Francia se sigue cuidando.
Así su estilo de dibujo, siempre basado en la escuela francobelga pero con un dinamismo entre el dibujo animado clásico y el manga se ve reforzado en este álbum que es pura acción sin descanso, con toques de humor y comedia de choque generacional, de dilemas entre padres carcas y adolescentes en busca de su propio lugar en el mundo. Todo un despliegue pirotécnico, en el que se incluyen hasta páginas desplegables, para un tebeo que proporciona diversión a un ritmo endiablado para todos los públicos.