Sin hacer demasiado ruido, Yann (Marsella, 1954) y Olivier Schwartz (Nogent-sur-Marne, 1963) siguen reinterpretando parte del imaginario clásico del cómic belga. Con El botones de verde caqui, La mujer leopardo y El señor de las hostias negras lo hicieron de manera literal a partir del universo particular de Spirou. Ahora, con la nueva serie Atom Agency, también en Dupuis,  reescriben a hurtadillas el mundo de Gil Pupila.

Como en la histórica creación de Maurice Tillieux, el elenco de esta nueva serie lo encabezan el detective de cejas espesas Atom Vercorian, su ayudante de físico imponente y oscuro pasado (que recuerda enormemente a Jean Gabin) y la secretaria de turno, secundados por el comisario, trasunto de Corrusco, encarnado en esta ocasión por el propio padre del protagonista. Y no se quedan ahí las similitudes. Por un lado, la historia se sitúa asimismo en los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, en una Francia en plena recuperación, y, por otro, retoma la mezcla original de comedia y suspense típica de aquellas historietas juveniles.

Por supuesto, Yann, guardián de las esencias de la bande dessinée, y Schwartz, heredero por línea directa de Yves Chaland, no se conforman con el homenaje ni la imitación. Toman el espíritu de Tillieux como inspiración remota para construir algo propio, acorde con sus respectivos estilos e inquietudes. El resultado es un tebeo estupendo, algo más negro, agresivo y desencantado que los clásicos del género. Lleno de contrastes, recrea con naturalidad los escenarios soleados y optimistas de la Costa Azul con los sórdidos barrios del extrarradio parisino, para dar forma a un relato policiaco intrigante salpicado de personajes inquietantes y acción.

Afortunadamente, Nuevo Nueve anuncia ya la siguiente entrega, además de una segunda edición de Las joyas de la Begum. Buenas noticias.