La escena comiquera del culto a lo esotérico, al misterio y a lo paranormal no cesa. Los dos miles han visto un goteo de novelas gráficas que han explorado la temática desde perspectivas distintas pero con una cierta línea dominante: la que pone el foco en el testimonio o en el relato documentado. Una crónica de la que se puede probar su veracidad hasta ciertos límites pero que en cualquier caso contribuye en aumentar una mitología contemporánea completamente underground.
Esta del Dr. Alderete centra geográficamente su escenario en la ciudad de Olot y conecta sus relatos de lo extraño desde tiempos primigenios, causa del volcán que anida en sus tierras, con la crónica negra y amarilla más reciente. El autor busca acercarlo de forma poco sutil al Twin Peaks de David Lynch queriendo configurar la ciudad comon un lugar en el que todo puede suceder.
Olot, es un compendio de historias narradas documentalmente en formas diversas y añadiendo un hilo rojo que se antoja surrealista pero que hacia el final se vuelve un mensaje de fondo con mucho sentido. Dr. Alderete (1971, Santa Cruz Province, Argentina) practica su estilo con una línea gruesa y marañas de negro muy de la escuela de Charles Burns, vestido con unas paletas muy de carteleria de cine de serie B de terror y misterio. Toda la obra destila cierto amor hacia esos ochentas ya idealizados.
El cómic puede incluirse fácilmente en la línea de obras como Azul y Pálido o Encuentros cercanos por la cuestión del testimonio documental pero también con obras como L’Oracle por su querencia a la oscuridad. No duda en sugerir conexiones (o inventárselas) entre casos para aspirar a mover la imaginación del lector,, como hacia Marcos Prior en La noche Polar.
Olot, de forma inusitada, acerca lo oscuro al pop. Destila quizá cierta nostalgia y algún regustillo añejo. Pero al final le pone una pizca de cierta ternura que revela su devoción por lo extraño, exista o nos lo hayamos inventado.