Mariana Enriquez (Buenos Aires, 1973) es una voz imprescindible de la narrativa hispánica actual y Las cosas que perdimos en el fuego es una de sus obras más reconocidas a nivel internacional, de la que ahora podemos disfrutar también en formato novela gráfica gracias a adaptación de Lucas Nine (Buenos Aires, 1975).
Nos introducimos en la trama de la misma forma que en su homónimo literario: con la impactante escena de un coche siendo consumido por las llamas abandonado en medio de una explanada. En su interior, una mujer sentada en el asiento del piloto y, al lado de esta, un libro titulado Las cosas que perdimos en el fuego. A partir de aquí, nos encontramos con una selección de historias sobrecogedoras, todas ellas con la ciudad de Buenos Aires como escenario y la miseria humana como tema central de una forma u otra. Son breves, por lo que detallar de qué va cada una sería casi un spoiler, pero sí cabe destacar que son relatos crudos, concisas pero con imágenes potentes y mensajes claros. En las viñetas se reconoce el ritmo narrativo impecable que caracteriza a la autora original, que contiene elementos de novela negra, realismo sucio, crónica social y hasta toques de humor.
Lucas Nine adapta cuatro de los doce relatos que componen la obra original (El chico sucio, Pablito clavó un clavito, El patio del vecino y Bajo el agua negra), y lo hace con un estilo que casa a la perfección con el material del que parte. En el álbum predominan los colores apagados y combina viñetas más realistas con otras donde los brochazos crean una amalgama imágenes más confusas, según la historia lo requiera. Una obra más que disfrutable tanto para quienes conozcan la novela, como para aquellos que se introduzcan en estas historias por primera vez.