Transformarse en mujer, en salvaje, en niña, transformarse en monstruo, en peluche o una combinación de todo lo anterior y vuelta a empezar. Delphine Panique (1981) – una de las mejores autoras del cómic francés actual – debuta en la península ibérica a través de esta adaptación del Orlando de Virginia Woolf, considerada como novela emblemática de la cultura queer y el género fluido al estar protagonizada por un personaje que, en medio de su trama, cambia de sexo.

Para esta reinterpretación, Panique acude a la crónica cultural del oso escrita por Michel Pastoureau, cuyo subtítulo reza: Historia de un rey destronado.1 El temible oso – monarca de los animales para las culturas nórdicas – sería desplazado por el exótico león durante la Edad Media, una espiral descendente que – mediada por el oso de feria – culmina en el contemporáneo osito de peluche. No andamos, por tanto, muy lejos del psicoanálisis de los cuentos de hadas. O quizás sí porque, en justicia, Orlando desborda el marco interpretativo freudiano como fenómeno queer, trans y no-binario. Al fin y al cabo, el oso también es uno de los estereotipos LGTBI+ de nuestro tiempo.
Precisamente en uno de los episodios de este Orlando se nos descubre la génesis de un personaje secundario recurrente: Jeanne Pezon. Esta resulta ser una niña-salvaje, hija híbrida, producto del adulterio, entre un oso y una humana (fig. 1). Hasta aquí la fantasía, pues Jeanne Pezon (1865-1936) realmente existió, cumpliendo el mismo papel que en este tebeo: domadora circense, es decir, feriante y errabunda. He aquí una de las muchas vidas que se cruzan en esta autobiografía de un cuerpo, de su empleo lúdico en diversas danzas y acrobacias. Parafraseando a Rosi Braidotti, este Orlando…
es expresión de representaciones alternativas del sujeto como entidad dinámica y no-unitaria; es la dramatización de los procesos de devenir […] Un sujeto o pensamiento nómada en el umbral de actos gratuitos, sin objetivos, que expresen la energía vital del devenir transformativo.2

Cuando menos desde Rousseau y Jean Itard, los niños salvajes han suscitado la tentación pedagógica de enseñarles, en primer lugar, a hablar. El grafismo de Panique se muestra entonces muy pertinente, al inscribirse en el minimalismo naif o infantil, antes practicado por autores como John Porcellino en Estados Unidos, José Parrondo en Francia o Calpurnio y Juanjo Sáez en el Estado español. Tal como en el registro más frío y adulto de Peanuts, este estilo visual (notablemente anti-pretencioso) facilita mucho la lectura. Esto se refuerza gracias también a su empleo general del blanco y negro, que permite mimetizarse a su rotulación en tipografía “memima” (de “mi mamá me mima”), típica de los cuadernos escolares de ortografía Rubio. Aunque, debemos apuntarlo, esta magnífica Historieta puede ser disfrutada por niñ@s de todas las edades.

La legibilidad del Orlando de Panique se extiende a su organización del relato, dividido en alrededor de unas veinte secciones de anécdotas sucesivas, salpimentadas de páginas auto-conclusivas que representan diferentes poemas. Algunos de ellos recuerdan mucho, ciertamente, a la técnica pedagógica de la “lección de objetos”, al vínculo entre las palabras y las cosas de los ya aludidos cuadernos escolares (fig. 2). Esta ligereza se ve reforzada en su modelo de paginación: por norma, una retícula de tres por tres viñetas donde cada tira acoge aproximadamente una frase o acontecimiento y cada plancha, una misma unidad escénica. A esto se añade en su segunda versión francesa (y en esta primera catalana) un magnífico prólogo a todo color de seis viñetas por página que establece un paralelo entre la propia Delphine Panique y el personaje de Orlando (fig. 3).
En suma, frente al refinado modelo cortesano – cuyas máximas preocupaciones basculan entre la seducción romántica y la bravura militar – este Orlando de Delphine Panique reivindica la tosca insolencia de la bufonada popular y con ello entrega, sin duda, uno de los mejores cómics del año en curso, la poesía triunfa…
Aquest infant desfigurat
tot cobert de pèl
sàtir híbrid, mig home, mig os
lletjot, imbècil però obstinat
amansirà el mon
les bèsties el seguiran en ramats
vencerà els continents
posarà de genolls els poderosos
la poesia triomfa!
1 Pastoureau, Michel (2008) El oso: Historia de un rey destronado Barcelona: Paidós.
2 Braidotti, Rosi (2025) Lo posthumano Barcelona: Herder, pp. 218-221.