Es una excelente noticia que la dibujante estadounidense Eleanor Davis (Tucson, Arizona, 1983) se haya convertido últimamente en una presencia habitual por aquí. Aunque la conocimos a principios de esta década (con el cómic infantil Stinky, el monstruo del pantano) el auténtico descubrimiento se ha producido en estos dos últimos años con el desembarco de algunas de sus obras más recientes: ¿Arte?¿Por qué?, Tú, una bici y la carretera y El difícil mañana, tebeos estupendos erigidos a base de versatilidad y libertad plena.
Para quienes conozcan su ensayo sobre el mundo del arte o el diario de su viaje en bicicleta puede que un primer vistazo al último trabajo les haga creer que este es formalmente el más convencional. Es obvio que los precedentes, por su propia naturaleza, estaban obligados en cierto modo a asumir determinados riesgos estéticos, y es igualmente cierto que El difícil mañana, a diferencia de los otros dos, sí es un relato clásico a nivel narrativo. No obstante, si profundizáramos un poco más entenderíamos que todos ellos comparten un mismo sustrato sólido y arriesgado. Los tres cómics citados están fabricados a base de componentes tan íntimos y personales como pueden ser las vivencias y las percepciones de la propia Davis. La diferencia tal vez es que ahora ya no reflexiona para sí misma sino que cuanto le acontece o cuanto le ocupa (y preocupa) nos afecta ya a todos.
En esta ocasión se interesa por algo tan esquivo como el porvenir, personal y colectivo, aquello que nos espera si seguimos por los mismos derroteros. Y siguiendo precisamente sus experiencias e inquitudes nos expone uno de los muchos futuros posibles, los cuales, y quedémonos con el mensaje, dependen en gran medida de nosotros mismos.
Definirlo como una distopía de tono feminista sería quedarse corto. Por detrás de ese dibujo falsamente sencillo y de las referencias pop hay un espíritu optimista que supera la simple denuncia para reflexionar abiertamente sobre cuestiones tan dispares como el ecologismo, la dependencia excesiva respecto a las redes sociales o las relaciones intergeneracionales, indagando asimismo en las consecuencias más cercanas de nuestras actuales decisiones.