El nuevo cómic del tandem Carlin-Marlet podría decirse que se suma a cierta “ola” de obras recientes que a través de la fábula y la antropomorfia practica ensayos sobre política o directamente sobre el poder. Parten, claro está con dos pilares notorios como lo son Rebelión en la Granja, de George Orwell (llevado al cómic en varias ocasiones) y El libro de las bestias, de Ramón Llull, que fue adaptado por Pep Brocal, hace un año. El castillo de los animales, de Dorison y Delep, por su parte, mira al primero para hacer una versión libre, con más intriga y tensión. Y no me quiero olvidar aquí de los álbumes de El lobo en calzoncillos, de Itoiz, Lupano y Cauuet

La presente viene a ocupar su hueco a través del maridaje con el drama. La puesta en escena de la historia tiene algo de teatral, con esas páginas amplias para presentar personajes y escenas. Bestias viene a contar el ciclo rotativo del poder, que empieza con un dictador opresivo, un pueblo oprimido, una resistencia que sobrevive como puede hasta que consigue el poder y acaba asumiendo el papel dictatorial del primero. Toda la obra está entregada a la representación de ese vuelta de la tortilla y la corrupción que supone asumir el poder. Y desde su vocación de drama se agarra (demasiado para mi gusto) a elementos emocionales y algún que otro cliché. Todo el mundo tiene algo que esconder, la mano que mece la cuna, etc… Puede ser que no fuera la intención de la obra pero he echado en falta algo más de ensayo duro. Aspectos como la intervención de intereses internacionales hubieran hecho el relato más moderno y consciente.

Bestias, en cualquier caso, apuesta por la tragedia anunciada y por la oscuridad. Y Oriol Malet (Martorell, 27 d’abril de 1975) la anuncia perfectamente con el estilo que viste para la ocasión. Su caricatura antropomorfica se aborda desde lo grotesco y lo feista y hay un buen puñado de lances hacia el delirio, el caos o el abismo. Maneja bien la repetición como forma de reforzar la idea de ciclos que vuelven y aunque narrativamente apueste por la simplicidad consigue dejar algunas estampas de impacto.