Con el viaje emprendido por dos personajes femeninos como punto de partida de la historia, Alicia Pena (Lugo, 1986) nos sumerge en otro trayecto más complejo emprendido tres años antes: el periplo de estas dos mujeres hacia la maternidad a través de la reproducción asistida.
Desde la gallina clueca que da título a la obra como personificación evidente de la irrupción del instinto maternal y la decisión de permanecer en el nido a incubar y proteger huevos que no son propios, Pena aborda de forma clara la aparición del deseo de tener hijos y las dificultades que puede entrañar el proceso de reproducción asistida para las implicadas.
Sin concesiones a la fácil sensiblería, pero desde una sensibilidad que envuelve al lector en la atmósfera médica gracias al contínuo deambular entre hospitales, centros de planificación de salud y pruebas a las que se ve sometida la pareja en su búsqueda de la deseada descendencia, atravesamos con ellas los diferentes escollos, tanto físicos como psicológicos, que presiden los sucesivos intentos. En concreto hasta tres de inseminación artificial y, después, de fecundación in vitro, planteados a través de un abanico de recursos gráficos que pretende por una parte, transmitir información de forma objetiva relativa a temas como el ciclo menstrual o la misma fecundación in vitro, y por otra, esboza la intrincada espiral de sentimientos de culpa, remordimiento, ansiedad, esperanza, ilusión y desesperanza en la que el proceso las sumerge. Así, desde las evidentes repercusiones económicas en el proyecto vital de una pareja a cómo una oscura sombra conquista los cimientos de confianza establecidos entre sus miembros, hasta derivar en la soledad e incomunicación como estrategia para afrontar un tabú silenciado en las sociedades contemporáneas, la infertilidad.
Mediante la voz propia de dos jóvenes como protagonistas de la ardua travesía emprendida, Pena denuncia los silencios socialmente impuestos como políticamente correctos y dibuja un espacio desde el que hacer visible la otra cara de la moneda en forma de crudos efectos y consecuencias personales en las diferentes facetas de la existencia.
Un viaje iniciático que se transmuta en un laberinto de difícil salida, plasmado en la estructura circular que abre y clausura el libro con este motivo: de la voluntad de escapar con la que se inicia, las protagonistas deben esbozar un espacio para reencontrarse y asumir como parte de su historia la perdida de la vida que pudo haber sido y del fragmento de cada una que el itinerario les ha arrebatado. Queda ahora construirse de nuevo para afrontar la comparación de la vida futura con aquella soñada.