Como cualquier adolescente, Elisabeth no tiene una vida sencilla: sus padres se han divorciado, ha cambiado de instituto, sus notas han bajado y las personas salen de su vida igual que entran… Pero a pesar de esta montaña de pólvora, hay algo que la diferencia del resto: Elisabeth tiene a Nore, quien la acompaña a todas horas, hace que se sienta segura y le dice lo guapa que está cuando pierde peso.

Nore también le prohíbe comer, le controla las calorías y le echa bronca si no le hace caso. Y Elisabeth la escucha. Hasta que, un día, su cuerpo llega al límite y es ingresada en la Sala Blanca, donde los monstruos como Nore no pueden entrar. Esta es la desgarradora historia que cuenta Comiendo con miedo, un relato con el que debuta la autora hispanosueca Elisabeth Karin Pavón Rymer-Rythén (Madrid, 1995). El cómic narra con un acertado equilibrio entre el drama personal y el espíritu divulgador su experiencia con la anorexia.

Comiendo con miedo es un manual vivido de cómo hacer frente a un trastorno alimentario que sufren miles de personas (unos 400.000 afectados en España) especialmente chicas jóvenes condicionadas por los modelos estéticos imperantes. Como en tantos otros adolescentes, la presión por lo físico durante la adolescencia la llevó a un infierno que ha sabido visualizar en forma de monstruo que actúa como un consejero traidor. Y es que la autora personifica la enfermedad en un oscuro ser que la acompaña y acosa constantemente, empleando el cómic como herramienta para describir algo que quien lo sufre no acierta a comprender.

 

Comiendo con miedo es un manual vivido de cómo hacer frente a un trastorno alimentario que sufren miles de personas

 

Elisabeth Karin Pavón nos explica su ingreso, con muy bajo peso (teniendo la delicadeza de no entrar nunca en cifras), sus malas experiencias con el personal médico durante sus estancias hospitalarias y las peligrosas recaídas. Un proceso largo y difícil que acaba con un canto a la esperanza: con apoyo familiar y una buena ayuda profesional se consiguen herramientas para tener al monstruo bajo control. ‘Soy consciente que tengo que estar alerta, siempre puede volver a aparecer. La diferencia es que ahora tengo las armas para poder luchar contra ella’, nos confiesa.

Uno de los grandes aciertos de la obra es no reducir el origen de este tipo de trastornos a una simple causa estética. Tal y como declaraba la propia autora en una entrevista “La gente solo ve a alguien que quiere estar delgado, pero eso es solo la punta del iceberg […] Debes agarrarte a algo y lo gestionas a través de la comida y controlando tu cuerpo, el peso, las calorías, lo que comes, los pasos que das al día, el ejercicio que haces… y aparece ese monstruo, Nore, que está constantemente allí y cada vez es más grande. La anorexia es una espiral de la que es muy difícil salir. Es como una adicción, como el fumar o el beber cuando uno no está bien”. “No es un problema con la comida. Es un problema que se refleja en la comida” nos cuenta la Elisabeth dibujada.

El debut de Pavón se suma a otros cómics autobiográficos recientes sobre los trastornos de la alimentación, como Yo, gorda (La Cúpula, 2017), de Meritxell Bosch, y Yo también quise ser como Ana y Mia (Zenith, 2021), de Leire Martín Curto, y coincide con la publicación de Vivir del aire (Planeta, 2022), testimonio de la gimnasta de élite Olatz Rodríguez. Clara constatación de la omnipresencia de este problema en nuestra sociedad. El valor de Comiendo con miedo es su fuerte utilidad didáctica. La obra, por tono y expresividad gráfica, es una excelente herramienta de trabajo para abordar el tema en escuelas e institutos, más allá del entorno familiar y privado. En su capítulo final, desde el ‘salón de su cabeza’, la autora da claves, de manera directa y sintética, desde su propia experiencia para detectar el problema y pasar a la acción. Pavón, además, prosigue su tarea de informar y combatir esta patología desde su cuenta de Instagram @comiendoconmiedo.