Corría el año 2007 cuando el joven Olivier Schrauwen (32 añitos y original de Brujas, Bélgica) sorprendía a la plana mayor del universo de la BD colocando su primer cómic (amén de algunas historietas para publicaciones como ‘Spirou’, ‘Beeldstorm’ o ‘Ink’) entre los esenciales de la edición en curso del Festival de Angoulême.
Su peculiar estilo gráfico, enraizado en el cómic americano de principios del siglo XX (y en particular muy parecido al de Windsor McCay) provocó una mezcla de desorientación y asombro ¿Se trataba realmente de un autor contemporáneo o estábamos ante una reliquia rescatada por algún editor avispado ?
No es de extrañar que provocara tan notable reacción porque, digámoslo claro y tras habernos frotado largamente los ojos, ‘Mi Pequeño’ es un cómic prodigioso donde se dan cita la absurdidad, el desfase con su justa dosis de surrealismo y un estilo gráfico ultra-retro.
Dividido en 5 historias cortas ‘Mi Pequeño’ cuenta las primeras aventuras y desventuras de un padre (de edad avanzada) y su minúsculo -le cabe en la palma de la mano- y nada agraciado hijo.
Historias donde se mezclan la ternura y las situaciones disparatadas (muy en la línea del Jacques Tati de ‘Mon Oncle’). Con títulos tan poderosos como ‘En el Zoo de Ámberes’ y con hallazgos argumentales tan soberbios como una batalla campal entre pigmeos y empleados del zoo. Y no les cuento más para no amargarles lo que es hasta la fecha y según mi opinión el tebeo más sorprendente y genial que ustedes pueden encontrar en su librería habitual.
No dejen que se lo cuenten, asistan al bellísimo espectáculo afectivo entre un padre casi octogenario -que tan pronto viste como un dandy como se enfunda el traje de colegial- y su enternecedor e inexpresiva criaturita. Gigantesco.