Morgana es un retelling de las leyendas artúricas desde el punto de vista de la famosa hechicera. Enfrentándose a Merlín y a su hermano Arturo tendrá que abrirse camino en la corte y para eso usará lo que haga falta.
En el arte nos encontramos con el particular estilo de Stéphane Fert (1985, Francia), que mezcla línea y mancha para crear viñetas con un acabado parecido al gouache. Fert deforma continuamente a los personajes para dotarlos de una mayor expresividad y mayor dinamismo. También crea una imaginería muy icónica que se va repitiendo: el bosque, la corona, las alas de pájaro, la espada Excalibur. Todo resulta muy cohesionado
Para el cómic recurre a paletas de armonías de color, siendo la más usada vemos en la portada, con azules, turquesas y magentas, pero demostrando una gran versatilidad para ayudar a la atmósfera que pide la trama. El resultado es parecido al brillante trabajo de Eyvind Earle para La Bella Durmiente de Disney.
La historia, a cargo de Simon Kansara, parte de un planteamiento interesante (como ya se hizo en Las nieblas de Avalón) al colocar como protagonista a Morgana, sin embargo, tira de muchos de los clichés de la femme fatale para retratarla: es seductora, hermosa, ambiciosa y conspiradora. Es una pena que para hacer parecer a Morgana más lista y capaz el resto de personajes (Ginebra, Lancelot o al propio Arturo) aparezcan como una panda de incompetentes. Entiendo que es para que nos parezca que Morgana es mucho más capaz que su hermano, pero es mucho más interesante la dinámica con Merlín, el cual está más cerca de ella a nivel intelectual.
El resultado de Morgana es un cómic visualmente muy impresionante pero con un acercamiento a la leyenda artúrica algo pobre. De todos modos resulta más que disfrutable, especialmente en su recta final.