Abby es una mujer joven que hace poco se ha casado con un viudo que tiene una hija pequeña, han comenzado a vivir en una casa preciosa al lado de un lago. Abby se esfuerza en ser buena esposa y madrastra, sin embargo la larga sombra de la anterior pareja es demasiado grande de asumir, más aún cuando parece que hay una presencia en su nuevo hogar.

Una invitada en la casa es el último cómic de terror de E.M. Carroll (Londres, Reino Unido, 1983), una obra oscura y opresiva en la que se tratan temas como la familia nuclear, la heteronormatividad, la misoginia o la dificultad de encajar en ciertas comunidades. Con tintes de horror sobrenatural, nos encontramos ante un drama tenso e inquietante, que aunque puede recordar en ciertos elementos a Rebecca de Daphne du Maurier, sabe construir una identidad propia y única.

La obra de Carroll destaca por ser juguetona en sus formas, cambiando constantemente de formas en las viñetas y la composición de páginas. Aquí además tiene gran importancia el uso del color, siendo monocromo durante la vida ordinaria de Abby y reservando los toques de color (muy saturado) para el terror. Justamente que el dibujo sea tan sencillo y funcional de las partes realistas contrasta aún más con las espectaculares y barrocas páginas dobles a todo color cuando hay una ruptura de la normalidad.

Una invitada en la casa toma lo mejor de la tradición de la casa encantada (como Rebecca, La maldición de Hill House o En la casa de los sueños), esa ambigüedad y sutileza en las pistas del misterio, esa opresión que el hogar ejerce en las mujeres y lo emplea en una historia sobre la identidad con un dibujo magistral. Un cómic sobresaliente.