Uno tiene una edad, y todavía tengo memoria de ir a ver películas de los hermanos Marx en el cine, cosas de las sesiones dobles de otra época. De los pioneros del cine mudo como Buster Keaton o Charles Chaplin las hemos podido ver en la tele, como los clásicos de la comedia del cine que son. Chaplin es una figura tan enorme que incluso en los colegios la enseñan. De Roscoe ‘Fatty’ Arbuckle no tenía ni idea, al menos conscientemente. Arbuckle fue mentor de Chaplin, descubridor de Keaton y una de las primeras grandes estrellas del cine, ganaba más de un millón de dólares anuales con sus trabajos como actor y director. Y sin embargo su figura ha sido olvidada para los no expertos en la historia del cine.
Julien Frey (Paris, 1977) es licenciado en cine y si tiene conocimientos de estas figuras del cine y vuelve a colaborar con Nadar (Pep Domingo, Castelló de la Plana, 1985) para contar la apasionante historia de Fatty, otro cineasta olvidado como el de su primera colaboración El Cineasta (Astiberri, 2020). Vuelven así a contar historias de cine en su tercer trabajo juntos, esta vez sobre la caída en desgracia de un personaje que llegó a lo más alto, y que por su actitud libertaria y despreocupada cayó en desgracia en una sociedad altamente reaccionaria. Una historia de auge y caída en la que Frey reivindica la vida de Arbuckle ante el puritanismo de la época, una historia lejana que no casualmente tiene resonancias en algunas reacciones actuales. Nadar sigue excelso en su forma de ajustarse a las historias de Frey, suelto con su dibujo a tinta y su uso del color con la que no solo sabe dar el tono a una época sino que además transmite sensaciones en los distintos momentos de la vida del protagonista.
Un tándem que confirma de nuevo su efectividad para presentar la vida de otro personaje olvidado por la historia oficial, un tema que es constante en sus colaboraciones. Un tebeo que nos da un nuevo punto de vista de la historia del cine y de sus estrellas fugaces.