El Dr. Uriel acaba de salir de la facultad de medicina de Zaragoza cuando estalla la Guerra Civil y es llamado a filas por el ejército sublevado. Como todo afiliado a un partido de izquierdas es sospechoso y pasa en prisión los primeros meses del golpe. Mientras va viendo como sacan a ‘pasear’ a sus compañeros durante las terribles purgas de la retaguardia. Gracias a las gestiones de su familia el doctor Uriel logra salir y es destinado al frente en Belchite, donde los nacionales no tardan en ser derrotados por las brigadas internacionales y cae prisionero del bando republicano hasta el final de la guerra.

Astiberri recopila en un solo volumen los tres tomos que ha ido realizando Sento desde 2013 sobre las vivencias de su suegro en la Guerra Civil. El primer tomo ganó el Premio Internacional Fnac- Sins entido de Novela Gráfica 2013, y los dos siguientes fueron auto publicados. La edición que ahora publica Astiberri presenta toda la obra en su conjunto y en un formato mayor, lo que permite un mayor disfrute del dibujo de Sento, miembro de lo que fue la escuela de la línea clara valenciana en los 80.
De aquella época queda el estilo; la línea gruesa y estilizada, con las características piernas largas de los personajes. En este caso Sento ha adaptado su trazo para abordar una historia basada en hechos reales y cercanos, utilizando los parámetros y formalidades que se han establecido dentro de la novela gráfica. No sólo en términos de la longitud del formato (lo que permite hacer una narración más pausada y detallista) sino también en los planteamientos estéticos y gráficos: el hecho de jugar con un dibujo casi en blanco y negro, con ligeros toques de color en tonos pastel muy sutiles, refuerza la atención de la narración y le da cierta luz a la historia.

Justamente esa luz es la que le interesa a Sento para ilustrar el humanismo del Dr. Uriel, y el de los otros personajes que, al igual que el, se vieron envueltos en un conflicto y fueron obligados a tomar parte de él. Teniendo en cuenta las diferentes opciones que eso conllevaba; opciones que en muchas ocasiones les costaron la vida.
El Dr. Uriel se mantuvo fiel a sus principios éticos y humanistas como médico que era. Y como tal fue testigo de muchas de las atrocidades que cometieron durante la guerra, siempre con la amenaza de poner su vida en juego. Los crímenes se cometieron en ambos bandos sí, pero aún así Sento subraya el hecho de que no se produjeron de forma “equilibrada” ni tampoco se pueden equiparar las atrocidades de cada bando.

Los tebeos se han erigido como las opciones más combativas presentando historias incómodas para el poder. Dr. Uriel de Sento es otro ejemplo más

Sento pertenece a una generación que todavía relata las memorias de sus padres, como Gallardo en Un Largo Silencio, o Altarriba y Kim en el Arte de Volar y el Ala Rota, ya hay una nueva generación que lo que recupera es la memoria de los abuelos, como Paco Roca en los Surcos del Azar o Jaime Martín en Jamás tendré 20 años, o incluso adaptando trabajos históricos como el de Paul Preston que hace José Pablo García. Todos ellos ejercicios necesarios de memoria que deben quedar plasmados para una nueva generación de lectores a los que estas historias les llegan ya como historia de sus bisabuelos, y en los que la memoria oral se perdería si no fuese por los autores que dejan testimonio con estos relatos. Y si se pierde la memoria perderemos otra batalla, no hay todavía demasiadas historias que nos recuerden cuánto nos ha costado como sociedad la Guerra Civil, algo que a día de hoy todavía se paga. Más bien al contrario, parece más una consigna política de todos aquellos a los que ya les va bien que ciertas cosas se olviden. En los últimos años hemos visto como los tebeos se han erigido como las opciones más combativas presentando historias incómodas para el poder. Dr. Uriel de Sento es otro ejemplo más, y esperemos que sigan proliferando obras con el mismo espíritu.