Zenobia fue la reina del Imperio de Palmira entre 267 y 272 de nuestra era, una mujer fuerte, capaz de liderar ejércitos y de enfrentarse a fuerzas tan poderosas como las del Imperio Romano desde una ciudad situada en el desierto de lo que hoy es Siria. Zenobia es también un modelo a seguir para Amina, una niña siria que tiene que abandonar su país huyendo de la guerra para embarcarse en una patera con destino a Europa. Una apuesta peligrosa, quizás, pero no menos que el hecho de quedarse en una ciudad devastada por la guerra.
Mientras Amina cae en el agua, durante su travesía por la supervivencia, rememorará su vida junto a sus padres y la historia de Zenobia, que le ha dado fuerza y le ha inspirado para seguir luchando.

Morten Dürr (Copenhague, Dinamarca 1968), al guión, y Lars Horneman (Svendborg, Dinamarca, 1966), al dibujo, ganaron los premios a mejor cómic y mejor cómic infantil otorgados por el ministerio de cultura de Dinamarca en 2016 con este duro episodio sobre las víctimas de la guerra, un relato que está planteado con una crudeza poética para relatar la realidad de las miles de personas que son víctimas de la guerra civil Siria. A las que Europa está dando la espalda.
Un cómic con muy poco texto, pocas viñetas por página y un dibujo de línea clara y realista, en la línea de Guibert. Con una paleta de colores muy clara; azules para la travesía marina, ocres para los recuerdos con la familia y la guerra en Siria, y unos tonos rojizos más vivos para recrear la historia de Zenobia. Tres tonalidades que nos acerca a un país en guerra donde la población más vulnerable, los niños, es la que más sufre, como siempre. Un país con un pasado importante, cuna de civilizaciones, hoy en día olvidado, inmerso un conflicto de dificil resolución.

Toda esa crítica está presente en Zenobia, pero habilmente soterrada. El principal objetivo de este cómic es crear una respuesta empática sobre el problema de los refugiados, un planteamiento que está dirigido sobret todo a un público que desde los diez o doce años ya puede entender el relato.
Aunque Dürr y Horneman presentan la realidad sin maquillar, lo hacen de una forma muy comedida: la representación de las escenas más duras nunca es directa, pero se deja intuir claramente. El impacto emocional que se busca se hace a través de la humanización de lo que muchas veces se menciona solo a través de cifras en las noticas. Esa forma tan antiséptica que tenemos en occidente para enmascarar o, mejor dicho, olvidar los dramas situados en ciertas zonas. Dürr y Horneman buscan en Zenobia dar visión a unas víctimas que no deberían ser olvidadas.

Editado por Barbara Fiore con el cuidado habitual llega este interesante cómic danés, país del que pocos tebeos se publican, que no presenta respuestas sobre el por qué o cómo solucionar el conflicto, pero que está pensado para que los lectores sean conscientes del drama humano que están viviendo muchos niños, abriendo una puerta a la reflexión en el seno de una Europa que es parte del problema y de la solución.