Una caja repleta de cartas, diarios íntimos y fotos que pertenecían a su abuela ya fallecida descubrió a Barbara Yelin (Múnich, Alemania, 1977) la figura de una mujer que no conocía tan bien como ella creía. Empujada por las preguntas surgidas, decidió ahondar en la biografía de su antepasada.

 

Irmina es el relato surgido de esta indagación. El él nos transporta a la década de 1930 para narrar la historia de una joven alemana que se marcha a trabajar a Londres, donde se enamora de uno de los primeros estudiantes negros de Oxford, originario de Barbados. La autora nos presenta a una mujer inconformista, moderna y con carácter suficiente para enfrentarse a los convencionalismos de la época y con una estrecha sintonía con el feminismo emergente. La relación y su prometedora carrera terminan abruptamente al verse obligada a volver a una Alemania sumergida en pleno auge del nazismo. Su regreso a Alemania supone no sólo la ruptura sentimental si no también la rotura de sus ideales: sin soportar la presión del régimen nazi, Irmina acaba casándose con un miembro de las SS, un peaje para su ascenso social, y convirtiéndose en uno de los muchos ciudadanos alemanes que acabaron colaborando, por acción u omisión, con el régimen nazi.

 

Con trazos firmes y expresivos, mezcla de lápiz y acuarela, con predominio de grises acordes a la época y estado de ánimo que retrata

 

Con trazos firmes y expresivos, mezcla de lápiz y acuarela, con predominio de grises acordes a la época y estado de ánimo que retrata, Yelin nos narra un doloroso conflicto interior que le permite pasar de la historia individual a la colectiva. Y es que, a través de la historia personal de su abuela, la autora retrata de forma magistral y sin que casi nos demos cuenta a toda una generación. Y se pregunta cómo miles de alemanes pudieron mirar para otro lado y aparentar que no sabían nada de los crímenes nazis. Según palabras de la propia autora, su abuela “Nunca hablaba sobre la guerra. Para los de su generación, guardar silencio sobre lo ocurrido durante el nazismo creo que fue una forma de no asumir su responsabilidad”. ¿Es posible hacer vida normal cuando el mundo se derrumba a tu alrededor? Una de las escenas de este álbum lo ilustra a la perfección: Dos mujeres charlan de la cesta de la compra en medio de una multitud. Se trata de una charla trivial, de una cotidianidad absoluta. Hasta que la autora nos abre el plano y nos muestra el contexto: las mujeres charlan mientras observan el incendio de la gran sinagoga de Berlín.

 

 

Una lectura imprescindible que da escalofríos cuando uno se da cuenta de la vigencia absoluta del tema que trata, con el auge de la extrema derecha que sobrevuela esta Europa de ciclos políticos eternos. Obra más que recomendable. No es casualidad, pues, que haya ganado diversos premios en Europa y fuera nominada a los premios Eisner e Ignatz.