Como tantos otros en lo peor de la reciente crisis económica Miguel Francisco (Badalona, 1968) tuvo que emigrar de España para poder ganarse la vida. Su destino fue Helsinki donde se vio obligado a rehacer de nuevo su vida. El choque cultural, el hecho de tener que volver a la casilla de inicio provocó una crisis de identidad y al mismo tiempo la necesidad de recuperar la memoria histórica de su familia.  Rellenar algunos de los huecos e incógnitas que con el tiempo se perpetuaron en las biografías de su padre y de su abuelo.
El relato de las vivencias de su abuelo arranca durante la Guerra Civil.  Era un albañil anarquista que tras una misteriosa estancia en Argentina regresó a España (por entonces republicana) sin pensar que en poco tiempo lo perdería todo. Las memorias sesgadas de su padre hacia la figura de ese abuelo y la historia de su supervivencia en la dura España de la posguerra, donde el franquismo se encarnizó con los derrotados, impiden la reconstrucción de toda la memoria. El empeño por juntar esas piezas ayudará al propio autor a resituarse, a poder seguir con su vida y sobre todo le servirán para poder transmitírselas a su hijo.
Espacios en blanco es un nuevo cómic entorno a un conflicto que ha marcado a varias generaciones de nuestro país. Un tema que además en los últimos años ha estado muy presente en el cómic. Desde Un largo silencio de Miguel Gallardo al Dr. Uriel de Sento pasando por el Jamás tendré 20 años de Jaime Martín o los Surcos del Azar de Paco Roca, sólo por citar algunos títulos recientes así de carrerilla. Tebeos todos ellos excepcionales y necesarios. Aunque ninguno de ellos se acercaba al tema desde la perspectiva de Espacios en blanco que subraya más los silencios y la desmemoria que los propios recuerdos; las historias que no se cuenta y que se quedaron dentro por evitar el dolor o incluso la traición de la memoria. Miguel Francisco expone estos huecos, estos espacios en blanco con la técnica envidiable del que empezó hace mucho tiempo con los tebeos, en los últimos tiempos de Bruguera y en la agencia de Beà, pasando incluso por el diseño de personajes para videojuegos de éxito como Angry Birds.  A través de un dibujo lleno de detalles donde el color juega un papel importante lleno de matices, de luces y de sombras, con una paginación llena de recursos para marcar el ritmo narrativo.

Otro gran tebeo que se añade a la lista de obras en torno a la memoria histórica que han ido saliendo estos años, y que nunca serán muchas para que no olvidemos nuestro pasado, aunque sea en esos relatos silenciados, en los espacios blancos de las vivencias de toda una generación.