Es difícil pasar por alto este cómic que va firmado por quien va firmado. Antonio Altarriba (Zaragoza, 1952) tiene ya todos los pinos hechos, un guionista que se ha atrevido con la biografía más personal, con la memoria histórica y con la ficción más crítica con la realidad. Sergio García (Guadix, 1967) y Lola Moral (1964, Montalbán de Córdoba) son un tándem de ilustradores que han publicado para revistas como el New Yorker y cuyas ilustraciones con un fondo narrativo experimental -ejercicio de síntesis complejo con mucho ingenio- han atrapado nuestra atención durante horas buscando e interpretando detalles.
El cielo en la cabeza los reúne para contar la epopeya trágica de un niño soldado congoleño, Nivek que busca llegar a Europa en busca de un futuro, cruzando África. Fuertemente estructurada en capítulos auto conclusivos mientras el protagonista avanza en su recorrido. Me ha sorprendido cierta variación de tono que no parece obedecer a una transición específica. Los capítulos de inicio y desenlace (primer y último tercio) me han resultado muy actuales y realistas mientras que los que quedan en el centro de la historia parecían navegar en un relato más cercano al de la fábula-aventura que se resuelve con algo de sabiduría y picardia, dando la impresión de que estamos leyendo dos libros distintos.
Visualmente, El cielo en la cabeza es también todo un viaje. Lola Moral refuerza la estructura capitular con sutiles variaciones en la paleta que le da a cada episodio su propio ambiente. En cuanto al dibujo y la narrativa, García despliega todos sus recursos de entre los cuales me llama mucho la atención sus complejas y atrevidas composiciones en las que los términos “viñeta” y “página” se confunden siempre en busca de la perspectiva holística.
Se mueve así esta obra entre el cómic social que busca mostrar todo lo que hay tras los procesos de inmigración y el libro de aventuras con una gráfica que despierta la curiosidad en el ojo del lector.