Imaginaos la tranquila y bucólica campiña francesa, en ella encontramos una granja llamada erróneamente “Los Tres Glandes”… y decimos erróneamente, porqué en la granja solo encontramos uno, concretamente el glande de Edmundo, uno de los personajes más cerdos que dio el cómic de los años 80.
Siempre nos imaginamos a un animal semental como un ser de lo más afortunado y mimado por la naturaleza, pero hay casos en que realmente el poderío sexual puede ser una losa de lo más plomiza. Edmundo, un cruce entre el hermano porrero del cerdito “Porky” y el álter ego porcino del “Gato Fritz”, prefiere pegarse la gran juerga en vez de estar todo el día “dale que te pego” con las cerditas que le envían con periodicidad.
Edmundo, aterrorizado ante la idea de estar ligado a la rutina de la vida en pareja (en concreto, con la misma pareja para toda la vida) no duda en sacrificar la vida tranquila y tediosa a cambio de vivir aventuras absurdas con sus amigos: un zorro playboy acomodado, otro cerdo medio gilipollas, y un lobo infeliz. Aventuras tales como luchar contra moscas gigantes o pasar las navidades en campos de concentración, entre otras.
Esto le provoca más de un roce con la dirección de la granja, empeñada en aumentar la población porcina del lugar, pero su rastrerismo innato, le permite resistir sin salir demasiado mal parado. De hecho, todo el mundo acaba pagando las consecuencias de las acciones de Edmundo, menos el propio Edmundo.
Seguro que os recuerda a algunos compañeros de trabajo…gente adicta al arte de la divagación y del no dar golpe, que consigue echar a cualquier bicho viviente que le pueda hacer sombra en la oficina, y encima hacer creer a los demás que los principales fracasos de la empresa no le deben ser atribuidos. Así es Edmundo, incapaz de tener iniciativas propias para cumplir con sus deberes conyugales con las cerditas más apetecibles del lugar, pero capaz de urdir geniales planes para eliminar cualquier competencia que podría fácilmente hacerlo prescindible.
En el colmo de le energía derrochada (o mal enfocada), Edmundo es capaz de sacrificar hijos, esposas y amantes, es capaz de mentir hasta el paroxismo, es capaz de casi morir de hambre, es capaz de cometer incesto…todo para poder subsistir año tras año en la granja. Si este marrano fuera humano, seguramente estaría en el consejo de administración de un gran banco.
Una lástima…si no fuera tan divertido.